lunes, 30 de mayo de 2011

IL MATRIMONIO SEGRETO - El Matrimonio Secreto (Cimarosa)

Es posible que, del conjunto de aficionados que asisten a los teatros de ópera, a algunos, el nombre del napolitano Domenico Cimarosa, les diga bien poca cosa. Y sin embargo, fue un compositor importante en su tiempo. Hoy en día y durante muchos años, ha sido y seguirá siendo aclamado, si quiera sea por su comedia, “Il matrimonio segreto (El matrimonio secreto)”, a la que todos, sin excepción, califican como “obra maestra”. Esta es la ópera de hoy  y a la que nos vamos a dedicar seguidamente.

Cimarosa no fue un hombre que aportara novedades al estilo de su tiempo. Su carácter le hacía ajeno al deseo de reformas o innovaciones. Esta inquietud la tuvieron algunos otros contemporáneos suyos, de más edad, como Jommelli, Traetta y Piccinni.

Pero este inmovilismo, no quita méritos para que ocupe un lugar destacado en la evolución del teatro cantado, especialmente la comedia. Él se sentía bien en su postura. En vez de inventar, resume y aprovecha los resultados de una tradición que viene de antiguo. Sigue una norma de refinada sencillez, de bella serenidad, en la que destacan sus melodías. Con ello, entusiasmó a Goethe cuando vio una representación de su obra, “El empresario en apuros”.

Caricatura de Cimarosa
Los teatros de Italia se lo disputaban, pues, una de sus cualidades esenciales era, la capacidad y prontitud, para adaptarse al gusto de la época. La creación musical no le planteaba problemas de ningún tipo. Espero que con esto pequeño bosquejo, entremos con más facilidad en el asunto.

Y ahora, damos un salto y nos dedicamos a narrar la anécdota de hoy, ocurrida en 1961, en el Opera Centre de Londres, con una obra contemporánea, “Thea Musgrave” de Anthony Besch, que coincide en el nombre con una compositora escocesa, ya octogenaria.

El propio autor, Anthony Besch,  el más meticuloso de los directores, era el concertador y productor, de una de las primeras representaciones de este excelente trabajo suyo.

La historia gira casi enteramente, en torno a la presencia de un cadáver en el lecho. El hombre murió de repente antes de iniciarse la ópera. El argumento nos cuenta las reacciones de familiares y amigos al ver al difunto de cuerpo presente. Es, por tanto, extremadamente importante que haya un difunto en la cama.

El grupo de técnicos había realizado un maniquí muy realista. Anthony, con toda la razón, no confió en nadie para asegurarse que todo estaba listo. Insistió en llevar el “fiambre” él mismo.

Sin embargo, en la agitación que precede a todas las óperas, se olvidó de él. Sólo lo recordó en el último momento. Aprovechó los postreros instantes, antes de que empezara la función, para colocarlo en su lugar. Pero el telón se alzó. Y el público quedó estupefacto al ver una elegante figura en smoking que atravesaba deprisa el escenario, agarrando un cuerpo que parecía vivo.

EL ARGUMENTO
Carolina, -hija menor de don Geronimo, comerciante boloñés enriquecido-, discute con Paolino, -su esposo y contable de la casa-, la manera de confesar a su padre que ambos se han casado en secreto. Paolino, el marido, ha tenido una idea: conoce a un noble, el conde Robinson, cuya necesidad urgente de dinero, podría llevarlo a aceptar matrimoniarse con la hermana mayor de Carolina, Elisetta, a cambio de una buena dote.

El comerciante, estaría tan contento de entroncar con la nobleza, que se inclinaría a perdonarles por haberse desposado. Además, el propio conde, ayudaría a obtener ese perdón. Para realizar el plan, ha pedido al aristócrata que escriba una carta a Geronimo para ir a visitarlo. La tiene ya en sus manos y se la va a entregar a su suegro en cuanto le vea. Carolina, la esposa, confía en que todo salga bien.

Cuando llega don Geronimo, lo primero que hace Paolino es darle el escrito y esto lo pone muy contento. Convoca a toda la familia y declara que Elisetta ya es condesa. Le llama la atención la poca alegría que manifiesta Carolina, que él atribuye a envidia. Elisetta se siente ya de la alta sociedad y exige un trato adecuado por parte de Carolina, pero ésta se burla de su altivez. La tía Fidalma, hermana de don Geronimo, intenta poner paz. Ella congenia mejor con Elisetta y le hace una confesión: a pesar de su edad, quiere casarse pero, aunque piensa en Paolino, no lo dice abiertamente.

Fidalma cuidando a Paolino
Don Geronimo, queriendo contentar a su hija mayor, le promete que también encontrará un noble para ella. La muchacha tuerce aún más el ceño y el padre se irrita. Llega el conde Robinson con mucha prisa, pues le urge firmar el matrimonio cuanto antes y disponer de la dote. Intentando mostrar una falsa sencillez, saluda a todos pero se queda impresionado de la belleza de Carolina y deduce que es con ella, con quien va a casarse.

Cuando se da cuenta de su error, su futura esposa, Elisetta, está ya con la mosca detrás de la oreja y el conde se lleva una tremenda decepción. La tía Fidalma intuye que se avecina una tempestad familiar. El conde llama a Paolino y le pide que proponga al padre un cambio de novia, pues prefiere a la hija pequeña. Paolino queda anonadado y trata de quitarle esa idea de la cabeza.

Escena de Il Matrimonio segreto
El noble encuentra sola a Carolina y, sin ningún miramiento, le propone matrimonio. Ella trata de aparentar que no está preparada para ser condesa. Pero cuanto más intenta rebajarse, más seduce por su sencillez a Robinson. Por otro lado, Elisetta cree que su hermana le está intentando quitar el novio y así se lo dice a su tía.

Fidalma, Carolina y Elisetta, acuden al padre para dar sus quejas. Pero como él está un poco sordo, no entiende bien que dicen las tres mujeres. El conde trata de explicarse y Paolino, que asiste horrorizado a la escena, se lamenta. El conde decide tratar el asunto con don Geronimo pero éste se irrita y no admite tratos. Robinson manifiesta que está dispuesto a renunciar a la mitad de la dote a cambio de casarse con Carolina. El comerciante cree que es un buen negocio y acepta. Ambos celebran el acuerdo pero aún queda comunicárselo a Elisetta.

Paolino y el conde se encuentran y este último le dice que todo está resuelto y que el padre acepta que se case con Carolina. El muchacho, pálido de terror, decide recurrir, como último recurso, a la tía Fidalma. Es viuda y su capital lo está utilizando su hermano en los negocios. Fidalma interpreta mal a Paolino y cree que éste se está declarando. En un estado de máxima alegría, ella promete al joven que será su esposa.

Escena del Conde y Carolina
Nueva complicación para Paolino que, ante tal cantidad de problemas, se desmaya. Entra Carolina y descubre a su marido atendido por su tía, que se va a buscar unas sales. Cuando el pobre contable vuelve en sí, Fidalma exige que le bese la mano. Al quedarse solos, Carolina acusa a su marido de tener amores con su tía. Después de muchas aclaraciones, la pareja decide la fuga como única solución.

Robinson, fingiendo que tiene un carácter endiablado y un montón de vicios, pretende que Elisetta renuncie a casarse con él. Exagera tanto, que la muchacha no se lo cree y sigue en sus trece de conseguir la boda que desea. Para ello, lo primero es quitar de en medio a Carolina. Junto con su tía, como aliada, va a exigir a su padre que meta a su hermana pequeña en un convento para que no interfiera en la boda, pues no está dispuesta a ser juguete de sus caprichos, ni tampoco a renunciar al matrimonio. Don Geronimo se resiste al principio.

Todos se despiertan en la noche
Carolina, desesperada, acude al conde para que le ayude y éste, galantemente, le besa la mano para darle ánimos. Justo en ese momento llega el resto de la familia y al ver en esa actitud a la pareja, el padre cree que su hija menor tiene tratos a escondidas con el conde y decide llevarla a un convento, a pesar de sus gritos de protesta y lágrimas. Manda a Paolino que tenga preparado un vehículo para la mañana siguiente.

Se van todos a dormir, salvo Elisetta que vigila. Robinson se admira de la constancia con la que la joven defiende sus derechos. De noche, se abre la puerta de Carolina. Ésta sale con Paolino vestidos de viaje. Oyen ruido y vuelven otra vez a encerrarse en el cuarto. Elisetta, que está vigilante, ha sentido  algo y llega a la errónea conclusión de que el conde se ha metido en la habitación de Carolina.

Llama a su padre y a su tía y acusa abiertamente al conde. Éste sale de su habitación, avergonzando a los acusadores. Elisetta insiste en que ha escuchado voces. Llama a la puerta de la habitación de Carolina. Los casados en secreto no tienen más remedio que salir, asustados y temerosos.

Se arrodillan ante don Geronimo. Éste quiere echarlos de casa. Pero Elisetta, viendo que su hermana ya no es su rival, pide el perdón para los amantes. Se suma Fidalma a esta petición. Y Robinson se declara dispuesto a la boda con Elisetta, a la que ahora admira, también por su dote. Finalmente don Geronimo capitula. La alegría es general. Llamarán a todos los parientes y habrá unas solemnes bodas.

EL COMPOSITOR
Domenico Cimarosa (1749/1801), compositor italiano, nacido en Nápoles. De origen humilde, su madre era lavandera y su padre albañil. En la escuela donde estudió, que dependía de un monasterio, recibió además nociones de música y literatura italiana. Cuando su padre falleció al caerse de un andamio, fue llevado por un sacerdote amigo al Conservatorio de Santa María de Loreto, en su ciudad natal, donde estudió durante casi once años. Sus maestros fueron Piccinni y Sacchini, entre otros músicos de gran reputación.

Pronto se distinguió como autor que combinaba hábilmente el género bufo, “le stravaganze del Conte (las excentricidades del Conde- 1772)”, su primera ópera, con la ópera seria (“Cajo Mario- 1780”). Ese mismo año, llamó la atención con “L'Italiana in Londra (la italiana en Londres)”, estrenada en Roma. Con ella se consagró definitivamente, pasando a ser el compositor más codiciado, junto a Piccinni y Paisiello.

Domenico Cimarosa
Durante siete años estuvo creando partituras para los principales teatros de Italia. Su numerosa producción durante ese período, seguía alternando el género bufo con la ópera seria, además de cantatas, y algunas composiciones sacras. Alrededor de 1787, Cimarosa, por la fama que había adquirido, fue llamado a la corte de San Petersburgo a invitación de la propia  emperatriz, Catalina II. Allí escribió algunas óperas aunque no tuvo el mismo éxito que otros compositores italianos llamados también a esa corte.

Permaneció en Rusia cinco años e hizo abundantes composiciones, aunque la mayor parte se han perdido. En 1792 dejó San Petersburgo. A su paso por Viena el emperador Leopoldo II, puso a su disposición libretista y teatro, lo que dio lugar a que se estrenara su obra maestra, “Il Matrimonio segreto”. La ópera, después pasó a Nápoles y a toda Europa.

Al servicio de los reyes de Nápoles, el compositor estrenó otros títulos como “le astuzie femminili (las astucias femeninas)- 1794” y “Gli Orazi ed i Curiazo- 1796”. Vino a continuación un periodo amargo, por influencias de personas envidiosas y hostiles, entre las que parece estaba su rival Giovanni Paisiello. En 1799, las tropas de la República de Francia, ocuparon Nápoles y ayudaron a instaurar la efímera revolución republicana. Cimarosa se unió al partido liberal y compuso un himno contra los Borbones. Al volver a implantarse esta casa real, fue, como muchos de sus amigos políticos,  condenado a muerte.

Domenico Cimarosa
Por mediación de influyentes admiradores y por el gran prestigio que tenía, no le ejecutaron. Se conmutó la pena de muerte  por la de destierro. Abandonó Nápoles con intención de volver a San Petersburgo. Pero su salud no se lo permitió. Se ubicó en Venecia y después de mucho sufrimiento, allí murió el 11 de enero de 1801, de una inflamación de intestinos. Lo hizo de modo tan rápido, que se dijo que había sido envenenado por orden de la reina de Nápoles. Llevada a cabo una investigación, se demostró que este rumor era infundado.

Trataremos de hablar ahora de la importancia de Cimarosa en la historia de la ópera.
Cuando musicó su obra maestra “Il matrimonio segreto”, su carrera se hallaba ya en la cumbre, pues, junto con Paisiello, fueron la cabeza de la escuela napolitana de ópera que, en aquellos momentos, era el espectáculo musical más apreciado y prestigioso de toda Europa, aclamado desde Escandinavia hasta la isla de Malta y desde la lejana Rusia hasta Lisboa.

Pueden encontrarse en nuestro autor tres principios que él asumió con rigurosidad, a saber:

  • Asimilar un lenguaje musical más expresivo, conseguido por el uso de  los instrumentos de viento,  especialmente, el clarinete, anunciador de sensibilidades románticas.
  • Mejorar las agrupaciones orquestales, que estaban acostumbradas a funcionar con solo catorce o dieciséis músicos.
  • Cultivar el “estilo galante”, que se caracteriza por ser ligero, refinado, elegante y grato al oído. Esta escuela, floreció en la segunda mitad del siglo XVIII. El compositor es un ilustre representante de esa tendencia. En el terreno de las artes plásticas, el “estilo galante” en música, coincide exactamente con el auge del rococó.
De todos los compositores que estrenaban óperas en los años de actividad de Cimarosa (1770 a 1800), éste autor es, probablemente, el que más y mejor supo captar todos los elementos mencionados, elaborando con ellos obras llenas de vitalidad, ritmo y contagiosas melodías. A ello se debió, sin duda, el prestigio superior que adquirió, al que, algunos contemporáneos comparaban con Mozart. Él lo rechazó siempre, sin el menor asomo de falsa modestia.

LA ÓPERA
Se recuerda que de 1787 a 1791, Domenico Cimarosa estuvo en San Petersburgo a las órdenes de la mismísima Catalina II. A diferencia de otros compositores, nunca halló en la reina el menor estimulo para su labor, pues creía que la música del napolitano era “demasiado elaborada”. Esto, unido a la adversa climatología de aquel lugar, hizo que, pidiendo la venia imperial, regresaran a su Nápoles nativo. El viaje de vuelta a Italia se inició en julio, del ya citado 1791, y tuvo ribetes de marcha triunfal. Cuando llegaron a Varsovia, fue acogido con grandes honores y tuvo que pasar tres meses allí, durante los cuales fue festejado y sus obras aclamadas,  como no lo habían sido en Rusia.

Cartelone del estreno
A finales de noviembre, llegó a Viena, donde se repitió con más entusiasmo, su recepción pública. El emperador Leopoldo II no vaciló en encargarle una ópera nueva y puso a su disposición al novel poeta oficial de la corte, Giovanni Bertati, que acababa de ocupar el puesto, que antes ejercía Lorenzo Da Ponte. Este Leopoldo II no había movido un dedo para ayudar a Mozart, que acababa de fallecer en el más absoluto anonimato.

El libretista Bertati, se inspiró para colaborar con el napolitano, en una obra teatral que había tenido un éxito considerable en Inglaterra. Fue imitada posteriormente en Francia. Era la comedia de David Garrick y George Colman, titulada “The Clandestine Marriage”, estrenada en el Drury Lane Theater de Londres en 1766.

Garrick era un famoso actor. A la historia principal se une el tema de la libertad de las mujeres para escoger marido, asunto recurrente, también, en la literatura dieciochesca (“El sí de las niñas” de Moratín). La supervivencia de esta obra teatral es grande ya que aún se representa en los escenarios ingleses.
Escena del Conde con Elisetta
La comediase inspiraba, a su vez, en una serie de seis cuadros pintados por William Hogarth y titulados “El matrimonio a la moda (1745)”, en los cuales se podía ver a un matrimonio de conveniencias entre un conde arruinado y la hija de un comerciante rico. Los cuadros tenían un severo carácter moralizante: la historia gráfica, acababa en tragedia (suicidio de la mal casada).

En cambio, los creadores ingleses de esta sátira, optaron por presentar la trama de forma cómica y con final feliz. El tema central refleja una inquietud típica de aquel siglo: los esfuerzos de la burguesía adinerada para entroncar con una nobleza rancia, pero necesitada de dinero para sostener sus añejos blasones.

Escena Il Matrimonio Segreto
Es casi un tópico suponer que los libretos de ópera son engendros literarios. Este no es el caso, pues brillan en él la simplicidad y la claridad con que supo despojar a la obra teatral de todo lo accesorio para quedarse únicamente con lo esencial. Por su condición de encargo oficial, la nueva ópera bufa de Cimarosa, en dos actos, denominada “Il matrimonio segreto”, con libreto de Giovanni Bertati, se estrenó en el Hofburgtheater de Viena el 7 de febrero de 1792, en presencia del emperador Leopoldo II y toda su familia. El monarca era hermano de José II e hijo de la emperatriz Maria Teresa de Austria.

Este soberano ha pasado a la historia como un hombre poco musical, a causa del desinterés evidente que mostró por Mozart. Sin embargo, parece que tenía una considerable afición por la ópera italiana, adquirida de infancia y reforzada por los años pasados como gobernador de La Toscana. El caso es que la nueva ópera cimarosiana le entusiasmó tanto, que al terminar la representación, ordenó se sirviera una excelente cena a los cantantes y músicos y les rogó que volvieran a representarla entera, aquella misma noche. Sería este, pues, el bis mayor de la historia de la ópera.

El éxito logrado no consiguió retener a Cimarosa en Viena, regresando pronto a su cálido Nápoles. Pocos meses después de su llegada, los principales teatros de Italia la escenificaron, como La Scala de Milán (1793). En Nápoles tuvo que representarse ciento diez veces consecutivas, cifra jamás alcanzada por espectáculo alguno. Este mismo año corrió toda Italia y el extranjero, como España. Al año siguiente, llegó a Londres. A París, un poco más tarde (1801).

Las tres féminas de la historia
Pasan los años y la popularidad de “Il matrimonio segreto”, lógicamente atenuada por los cambios estéticos, no parecía agotarse. Su carácter arquetípico, su argumento divertido, su linealidad, y el prestigio de la obra (elogiada por Goethe y Stendhal), contribuyeron a mantenerla esporádicamente en cartel. Cuando parecía flaquear, algún teatro la redescubría. En todas las décadas del XIX se fue reponiendo. Ya en el XX,  reapareció a trechos, como modelo de ópera dieciochesca.

Después de la II Guerra Mundial, le ha favorecido algunas versiones modélicas que se han hecho de la obra. La recuperación del belcantismo también es otro punto a su favor. Puede decirse que en casi todos los teatros europeos y festivales, ha aparecido, como Aix-en-Provence, Suecia, Ópera cómica de París, Liceu, Teatro Regio de Turín, etc. El resultado alcanzado demuestra que las nuevas generaciones de cantantes, son capaces de seguir manteniendo en el repertorio este título.

Un indudable espíritu mozartiano flota en “Il matrimonio segreto”. La instrumentación revela, en algunos pasajes, su influencia. Por otro lado, está construida alrededor de seis personajes, y es demasiado similar en lo formal al “Così fan tutte”. No puede ser una simple coincidencia. Las principales reminiscencias mozartianas hay que buscarlas precisamente en estos personajes. Cimarosa crea unas criaturas con rasgos de personalidad propia a través de la música, inéditos absolutamente hasta entonces.

Domenico Cinarosa
Hay que reconocer, sin embargo, que “Il matrimonio segreto” es más sencillo y menos audaz que cualquiera de las óperas de madurez del salzburgués. Esta influencia de la que antes hemos hablado, fue posible al conocer de primera mano la música de Mozart. Téngase en cuenta que el napolitano llegó a la corte vienesa pocos días después de la muerte del genio, ocurrida el 5 de diciembre de 1791. Y es seguro que aprovechó su estancia en la capital austriaca para estudiar sus obras.

Pero comprendió enseguida la superioridad de las partituras del recién desaparecido maestro. Asimiló algo de sus procedimientos, sin renunciar a su estilo personal que era el que le había dado resultados. Por eso no puede llamarse a Cimarosa imitador de Mozart. Simplemente tiene un cierto halo mozartiano.

Cuadro de Il Matrimonio segreto
Con esta obra y quizás de un modo un poco inconsciente, Cimarosa creaba lo que iba a ser durante cincuenta años, como mínimo, el arquetipo de ópera bufa italiana. Quedan atrás los esquemas tradicionales de la “Commedia dell’arte”, para entrar en la ópera bufa moderna, cuyos esbozos seguirían de cerca, no solo los compositores secundarios, sino autores tan destacados como Rossini y Donizetti. Por otro lado, abre la puerta al sentimentalismo romántico con las intervenciones de Carolina y Paolino.

Acostumbrados como estamos a composiciones mucho más densas y complejas, puede que la de Cimarosa nos parezca poco, pero tuvo una tremenda trascendencia en las óperas italianas posteriores. Se relacionan a continuación, los logros alcanzados por “Il matrimonio segreto”:

ü      Definitiva consagración de los números de conjunto (dúos, tríos, cuartetos, quintetos, etc.), en cualquier lugar de la partitura que lo requiera, sin reservarlos para los finales de acto.

ü      Creación de la figura de bajo bufo, la más lograda hasta entonces. Es el padre de personajes rossinianos como Mustafá (“l’italiana”), don Geronio (“Il turco in Italia”), Bartolo (“barbiere”), don Magnifico (“Cenerentola”) o “don Pasquale” de Donizetti.

ü      Formación definitiva del típico y tumultuoso primer final, con sus onomatopeyas y vertiginosa serie de repeticiones y aceleraciones, que encontramos aumentadas en Rossini.

ü      Introducción del clarinete como instrumento expresivo, imprescindible en las escenas amorosas, y fijación del modo de utilizar los instrumentos decorativos (de madera y de metal), con una soltura inédita hasta entonces.

ü      Y, por encima de todo, rodear a cada personaje de una personalidad musical propia, como el mismo no había sabido realizar antes y, posiblemente, lograda ahora por su reciente contacto con las partituras de Mozart y por permitírselo tan claramente el magnífico libreto de Bertati.

En conjunto, la partitura es de una elegancia exquisita, llena de pequeños detalles, que pueden perderse en una única audición. La instrumentación es sencilla, mucho más que la de Mozart,  pero ésta muy cuidada y la música siempre contribuye a hacer elegantes las frases, delicados los matices, e intencionadas las palabras.

En otros pasajes, la música está solo orientada a la creación de belleza. Las voces se entremezclan superando el nivel meramente decorativo pues definen los ánimos de los personajes. Pero estas definiciones las hace Cimarosa de un modo ordenado y armónico, donde el dolor y el amor, se expresan con pequeñas desviaciones, representativas de una conducta civil y ordenada. Muy distinto será el caso de la nueva tendencia artística que se avecinaba, el romanticismo, con pasiones ardientes incontenidas.

Domenico Cimarosa
Hay un número considerable de escenas de conjunto: seis duetos, tres tercetos, un cuarteto, un quinteto y tres sextetos. No existe coro en la ópera. Salvo en la Obertura y el Interludio, la función de la orquesta es la de acompañamiento.

El encanto especial de “Il matrimonio segreto”, que le ha permitido perdurar en la memoria de los aficionados durante más de dos siglos, se centra en ser un arquetipo de unas costumbres, una estética y un modo de sentir, que forman parte de nuestro acerbo cultural, pero están muy alejadas del modo de vivir actual.

LOS PERSONAJES
Ya se ha repetido, quizás excesivamente, que el autor de “Il matrimonio segreto”, reviste a las seis figuras de la comedia, con la música más adecuada a su personalidad.

  • Don Geronimo es el típico bajo bufo de voz profunda y ágil. Debe tener también bis cómica. Es un viejo comerciante boloñes enriquecido, con dos hijas y una hermana. Sobre él recae el peso de la comedia: no acepta  que su hija mayor, pueda casarse libremente, lo que da lugar a embrollos. Personaje claramente bufo,  en sus intervenciones se ve aumentada su chispa hilarante por la sordera que padece. Los fragmentos donde canta son rápidos, queriendo demostrar su incapacidad para entender los enredos por ser sordo.
  • La viuda Fidalma, hermana de don Geronimo, es un papel para mezzosoprano de coloratura con agilidad y buena actriz cómica. Tiene un aria propia y extensas intervenciones en toda la partitura. Viuda rica enamorada de Paolino.
  • Elisetta, hija mayor de don Geronimo, es para una soprano con voz robusta, spinto o lírico-spinto, con agilidad y flexibilidad, aunque puede ser abordado también por una mezzosoprano que tenga un buen registro agudo.
  • Todos los personajes de
    Il Matrimonio segreto
  • Carolina, la hija menor, tiene características de soprano ligera o lírico-ligera. Requiere buena coloratura (mucho más que Elisetta), límpidos agudos y dotes de actriz. La voz debe mantenerse con mucha frecuencia en las notas más altas. Está casada en secreto con Paolino.
  • Paolino, el contable, corresponde a un tenor lírico-ligero, con gran flexibilidad, fiato y agilidad. Su aria del segundo acto, es la piedra de toque de toda la ópera. Casado en secreto con Carolina.
  • El papel del Conde Robinson es para bajo, aunque puede ser cantado también por un barítono. Requiere dotes de actor para dar al personaje el aspecto de noble pretendidamente llano que el argumento exige y para saber mantener la compostura en los números cómicos. Es un aristócrata  arruinado, destinado como esposo para Elisetta pero enamorado de Carolina.
FRAGMENTOS DESTACADOS
1.        Obertura: Evoca la de “Las bodas de Fígaro” de Mozart. Comienza con tres “tutti” orquestales para centrar la atención del público. Siguen a continuación dos alegres temas principales que se entrecruzan. Resulta muy atractiva y vistosa por su ritmo. La orquestación es elegante.


2.        Dueto: Paolino y Carolina. “Cara, non dubitar (Querida no dudes)”. Con una  introducción orquestal de los instrumentos de metal, seguidos de la cuerda, el compositor y libretista, nos presentan, directamente en la primera escena, el conflicto principal a que va a dar lugar la ópera. Lo hacen en forma de un delicioso dúo y a través de sus protagonistas.


3.           Aria: don Geronimo. “Udite, tutti, udite (Oídme todos)”. Es un fragmento de los llamados “de bravura”, por las agilidades que tiene  la particela. Se refiere al momento en que el comerciante comunica la próxima llegada del conde a toda la familia. Fue muchas veces seguida como ejemplo por compositores posteriores, sean mayores o menores en importancia. Está hecha en un tono un poco discursivo. Podemos imaginarnos fácilmente que el fragmento bien puede pertenecer al Bartolo de “El barbero” o al Dulcamara de “L’elisir”, de Rossini y Donizetti respectivamente.

(Dietrich Fischer-Dieskau)

4.           Cavatina: Conde Robinson. “Senza tante ceremonia (Sin tantas ceremonias)”. La entrada del conde, quiere ser una sutil burla de la clase nobiliaria. Se presenta como hombre afable y abierto a los demás. En este fragmento acompañan al conde, los otros cinco personajes. Por eso bien puede pasar por un sexteto. Sin embargo el compositor lo llama “cavatina con pertichini”, que tiene el siguiente significado: “un fragmento en solitario de un cantante, pero con interjecciones de acompañamiento de otros cantantes”


5.           Aria: Paolino. “Brillar mi sento il core (estallar siento mi corazón)”. Este es un fragmento que, una mayoría de veces, se suele suprimir porque de las dos arias que el compositor puso en boca del tenor, la más famosa y difícil es la otra. Aún con todo, me parece muy bella y nada sencilla. Aprovechando que estaba en la grabación, vamos a disfrutarla.


6.           Finale primo (Primer final): “Orsù, saper conviene (Vamos, conviene saber)”. Sexteto que cierra el acto primero, con un gran desconcierto, como era preceptivo en la ópera bufa napolitana. Fue el modelo sobre el cual copiaron todos, incluido Rossini, que se basó en él pero hinchando más todavía el globo musical. No falta de nada, pues tiene hasta onomatopeyas.

(Fischer-Dieskau, Varady, Auger, Hamari, Rinaldi y Davies)
7.           Dúo de bajos bufos: don Geronimo y conde Robinson. “Si fiato in corpo (Mientras tenga aliento)”. Extenso fragmento que hizo época en el campo de la ópera bufa y desde entonces, fue prácticamente obligada una escena similar. Lo usaron todos, incluidos Rossini y Donizetti. Se trata de una pelea dialéctica entre un bajo y un barítono, o dos bajos, para, al final, llegar más o menos a un acuerdo. Se utiliza como recurso escénico el de unirse y separarse aproximando o alejando unas sillas.

8.           Aria: Paolino. “Pria che spunti in ciel l’aurora (Antes de que amanezca)”. Es el puntal de la ópera. El fragmento más conocido. Y uno de los más inspirados. Se trata de una bella aria que, si se canta íntegramente con todas sus ornamentaciones, es una pieza de gran dificultad. La orquesta adquiere una importancia inusitada por la cuidada y hermosa instrumentación. No se limita solo a acompañar, sino que dialoga con el cantante, intentando crear- en música- lo que dice el texto. Así, en algunos momentos el trote del coche y los caballos se hacen sentir.

9.           Aria: Carolina. “Come tacerlo poi (¿Cómo disimularlo luego?)”. Fragmento evidentemente dramático. La música cambia de color. Cimarosa fue autor tanto de ópera bufa como de ópera seria. Esta pieza podía, con tranquilidad, pertenecer al segundo grupo. Hábil combinación de lo bufo con lo emotivo.

10.       Aria: Elisetta. “Se son vendicata (Si soy vengada)”. Con una introducción del grupo de cuerdas, también este es un fragmento de cierto carácter o por lo menos de enfado. Normalmente se suprime y precisamente por eso, debemos aprovecharla. Pero es que además es muy grata al oído y tiene coloratura.

11.       Final: los seis personajes. “Oh che gioia! Oh che piacere! (¡Oh que alegría! ¡Oh que contento!). Y se acaba la ópera, felices y contentos, pues van a festejar el doble enlace con todos los amigos y familiares.

DISCOGRAFÍA
Para mi gusto, este es el AUDIO representativo:
Il matrimonio segreto – D. Cimarosa 
Año de grabación..........  1975
Director……………..Daniel Barenboim
Geronimo .....Dietrich Fischer-Dieskau 
Elisetta ............  Julia Varady 
Carolina   ...........Arleen Auger 
Fidalma   ............Julia Hamari 
Conte Robinson..   Alberto Rinaldi 
Paolino……………….   Ryland Davies 
Orquesta: English Chamber Orchestra
Grabado en estudio

Y para el VÍDEO
Il matrimonio segreto – D. Cimarosa 
Año de producción............... 1986
Director..................Hilary Griffiths
Geronimo ............  Carlos Feller 
Elisetta  ................ Barbara Daniels 
Carolina ...............  Georgine Resnick 
Fidalma  ................ Marta Szirmay 
Conte Robinson ......  Claudio Nicolai 
Paolino ..................  David Kuebler 
Orquesta: Drottningholm Theatre
Grabado en directo

martes, 17 de mayo de 2011

LE NOZZE DI FIGARO - LAS BODAS DE FIGARO (Mozart)

“Le nozze di Figaro (Las bodas de Fígaro)” es una de la tres óperas, hechas en el periodo de madurez de Wolfgang Amadeus Mozart, con libreto del afamado Lorenzo Da Ponte. Este italiano, que llevó una ajetreada vida, escribió también para el salzburgués, “Don Giovanni” y el “Così fan tutte (Así hacen todas)”.

Lorenzo Da Ponte
De las tres obras, quizás la más conocida por el público sea el “Don Giovanni”, “Così fan tutte”, sería la “pariente pobre” y, para la crítica, quedaría siempre como mejor “Le nozze di Figaro”, por su perfecta conjunción de texto y música, que pocas veces se ha dado mejor en la historia de la ópera.

Recordando estos casos, en los que escritor y compositor se combinaron a la perfección, obteniendo un resultado de verdaderas obras maestras, solo se me ocurren, además de Mozart-Da Ponte, la pareja formada por Verdi-Boito, en el ámbito italiano, y los alemanes Strauss-Hoffmannsthal, que dieron óperas tan significativas como “Elektra” o “Der Rosenkavalier (El caballero de la rosa)”.

W. A. Mozart
En mi blog, he tratado antes a las otras dos óperas del genio austriaco, postergando un poco a “Le nozze di Figaro”, porque suponía que iba a darme más trabajo. Además, me tenía prometido a mí mismo, que aprovecharía este preámbulo en el que estoy escribiendo, para tratar de resumir un tema que me parece muy interesante: la misteriosa muerte de Mozart. Creí que el asunto podía tener cabida en este apartado, pues está sirviendo de cajón de sastre, y lo mismo lo utilizo para recoger un comentario serio, que un chiste.

Empecé a escribir. Pero salieron demasiadas páginas. Y sumadas a las de la ópera propiamente dicha, daban un texto “infumable”, por lo extenso. Se me ocurrió entonces crear otro blog para publicar en él lo que hice de Mozart.

Lógicamente, en este nuevo blog, iré añadiendo otras cosas diversas, relacionadas con la lírica. No os niego, mi intención de aprovechar, en lo que pueda, mis escritos de presentación a las óperas que ya conocéis. En fin, si tenéis interés en lo de Mozart, ésta es la dirección:


Non più andrai, farfallone amoroso
Y ahora, vamos, como no, con una anécdota de la que no puedo especificar ni fecha ni lugar por ser desconocidos. Más de un Conde en “Las bodas de Fígaro”, se ha encontrado en situaciones muy embarazosas, incluso peores de las que a uno mismo le pueden ocurrir. Se cuenta que en una ocasión, habían decorado el apartamento nupcial de Fígaro y Susana con particular generosidad. En el primer acto, el escenario entero estaba lleno de muebles, cubiertos de telas, que les protegían del polvo.

Beaumarchais, autor del texto
teatral original
Este Conde era un sustituto, que apenas habían tenido tiempo de experimentar y,  en los días previos a la programación, no ensayó nunca su papel. Cuando llegó el momento de descubrir a Cherubino, en su escondite, se dio cuenta de que no sabía  donde mirar.

Comenzó a probar adelante y atrás, tirando de los fundas de los muebles, una tela después de la otra. A pesar del intento de Susana y Basilio de indicarle el camino, estaba tan confuso, que no se enteró. Para echar adelante la ópera, el propio Cherubino tuvo que salir voluntariamente de su refugio, cambiando, por completo, la trama del argumento y el sentido del texto.

Personajes de "las bodas"
EL ARGUMENTO
Fígaro, criado del Conde Almaviva,  está tomando medidas para ver si entra la cama de matrimonio, en la habitación que le ha cedido su amo para la boda. Susanna, doncella de la Condesa y futura esposa, dice que no les conviene la estancia, pues está demasiado cerca de la de los patronos. Ella le da a entender que el noble la ronda. Fígaro se enfada y amenaza veladamente a su señor a través de una canción.

Llegan el doctor Bartolo, antiguo tutor de la Condesa, y Marcellina, su criada. Traen pruebas de una deuda que Fígaro tiene con la vieja sirvienta. El contrato obliga a casarse con ella si no paga lo que le debe. Marcellina y Susanna se encuentran. Se tiran indirectas bajo la apariencia de saludos corteses.

Cuando Susanna se queda sola, entra Cherubino, el paje de los Condes. Es un adolescente que anda medio enamorado de todas las mujeres del palacio, incluida la Condesa. Para ella ha escrito una canción que quiere entregarle. Dice que el Conde lo ha atrapado en casa de Barbarina, la hija del jardinero. Estaba escondido y lo ha echado de la mansión. Se oyen pasos y Cherubino se esconde tras un sofá. Entra el Conde y empieza a acosar a Susanna. Ella se defiende.

La ópera hecha para niños
En ese momento aparece don Basilio, el maestro de música de la doncella. El Conde no tiene más remedio que ocultarse detrás del mismo sofá de Cherubino. Éste, sale, justo a tiempo de no ser visto, y se tumba encima. A toda prisa, Susanna lo tapa con una prenda. Basilio enreda la situación, aún más, al revelar que el paje mira a la Condesa de una forma especial. El Conde enfurecido, sale de detrás de la poltrona.

Basilio se excusa. Susanna finge indignación. El Conde acaba explicando como encontró a Cherubino en la casa de Barbarina: estaba oculto entre las faldas de una mesita. Mientras lo cuenta, el Conde levanta la prenda que hay en el sofá, a modo de ejemplo. Queda estupefacto al volver a ver a Cherubino en parecida situación.

Ha escuchado las proposiciones deshonestas a Susanna. Aunque dice que no oyó nada, no le creen. Al estar a solas con el paje, ahora es Susanna a la que acusan de conducta irregular. Ella se defiende diciendo que vino a pedir su ayuda para que no le echaran del palacio.

Llega Fígaro con un grupo de campesinos. Vienen a dar las gracias al Conde por haber “renunciado” al “derecho de pernada”. El Conde, que no quiere renunciar a nada, entiende que es una jugada de Fígaro para “saltarse este requisito” en su propia boda. Pero Almaviva no se deja engañar y les responde que pospone la ceremonia para “hacerla más pomposa”.

Audición de Mozart niño en Versalles
Luego se discute la cuestión del paje. Todos piden clemencia para él. Almaviva acepta en conceder indulgencia, pero lo envía inmediatamente a un regimiento para que aprenda el oficio militar. Fígaro se burla del destino que espera al muchacho.

En sus habitaciones, la Condesa sufre el abandono amoroso de su marido y pide al Amor que calme su pena. Llega Susanna y entre las dos, traman un castigo para el Conde de Almaviva. Van a disfrazar a Cherubino de doncella. Citarán al Conde en el jardín, de noche. Le harán creer que la cita es con Susanna que quiere una entrevista amorosa. Y el paje se hará pasar por la criada. Desean pillarlo “in fraganti”. Si sale bien, ya no podrá “poner trabas” a la boda de Fígaro y Susanna.

La Condesa, aunque temerosa, acepta la idea. Pronto llega Cherubino para ser disfrazado. Primero le hacen cantar la canción escrita para su patrona. Ella se turba un poco ante el afecto del muchacho. Empiezan a vestir al paje de doncella. Cuando están en plena labor, llaman violentamente a la puerta. Es el Conde. Su esposa, asustada, hace esconder al adolescente en un cuarto interior.

Los personajes en sombras
Llega el Conde, advertido por una carta, cuyo autor es Fígaro, de que su esposa tiene un amante. Oye ruido en el cuarto contiguo y exige que se abra la puerta. La Condesa le dice que es Susanna. Ésta aparece y comprobando que hay discusión, antes de que la vean, se oculta detrás de la cama de matrimonio de los Condes. Sigue empecinado Almaviva en abrir la puerta. Pretextando dignidad, la Condesa insiste en negarse.

El Conde coge a su esposa y se la lleva consigo. Va a buscar herramientas para hacer saltar la cerradura. Y para que nadie pueda ni salir ni entrar, cierra la puerta de la habitación con llave. Susana sale de su escondite. Abre la puerta del cuartito donde se escondía Cherubino. Éste, asustado de lo que pueda pasar, decide saltar por la ventana. Consigue no romperse ningún hueso y huye. Susanna toma su lugar.

Llegan nuevamente los Condes, él con un gran martillo y unas tenazas. Su esposa, no puede más, y le confiesa que es Cherubino quien está en el cuarto. Almaviva promete matar al muchacho. Abren la puerta del trastero y aparece Susanna, con gran sorpresa de los dos. Mientras el Conde inspecciona el cuarto, las dos mujeres intercambian información. La Condesa reciba la noticia de que el paje está a salvo. Ante el Conde, las dos mujeres se hacen las ofendidas. Él tiene que pedir perdón por su desconfianza.

Un curioso libreto
de la ópera de Chicago
Entra Fígaro diciendo que los músicos están ya a punto para la boda. Antes, el Conde quiere aclarar si la nota que recibió con el aviso de infidelidad, es suya. Las mujeres le hacen señas para que diga sí, pero él sigue fingiendo y el asunto no queda claro. El jardinero Antonio aparece quejándose de que alguien ha saltado sobre los claveles y ha roto varias macetas. Todo apunta al paje.

Pero Fígaro, que ya sabe ahora por donde van los tiros, finge haber saltado él e incluso dice que se ha torcido un pié. Pero el jardinero, hostil a Fígaro pues no quiere que se case con su sobrina Susanna, muestra unos papeles perdidos por la persona que ha saltado. Son las credenciales de Cherubino. Fígaro dice que se los dejó para ponerles un sello que faltaba. El Conde no queda convencido pero tampoco sabe que partido tomar.

Un nuevo golpe de efecto se va a producir. Llegan el doctor Bartolo, Marcellina y don Basilio. Presentan una querella legal contra Fígaro por impago de la deuda que tenía contraída con Marcellina. Este débito obliga o a pagarlo o a casarse con la vieja sirvienta. El Conde se regocija con este asunto. Susanna, Fígaro y la Condesa, tiemblan ante lo que puede suceder. La boda debe aplazarse una vez más.

La Condesa
El Conde se dispone a presidir el juicio contra Fígaro. Aparece Susanna y ella aprovecha para darle esperanzas al aristócrata, respecto a una cita a solas en el jardín, al anochecer. Susanna y Fígaro creen que ya han ganado el juicio. Almaviva los oye y sospecha el engaño, prometiéndose una tremenda venganza contra su criado.

El juicio se celebra fuera de escena. Después de que se ha celebrado, aparecen el Conde, don Curzio, el notario, y los implicados: Fígaro, Marcellina y el doctor Bartolo. El notario ha dictado sentencia: Fígaro debe pagar a Marcellina, o de lo contrario, casarse con ella. Fígaro no puede pagar. Se excusa diciendo que no puede contraer matrimonio sin el consentimiento de sus padres. No sabe quienes son porque fue raptado junto a un castillo.

El Conde se ríe pero, de pronto, Marcellina empalidece al ver, fortuitamente, que Fígaro tiene una señal en un brazo. Entonces le pregunta: “¿Tienes una marca en forma de espátula en un brazo?”. Fígaro dice que sí, exhibiendo la señal. “Es nuestro hijo Raffaelo”, dice la vieja criada, dirigiéndose a Bartolo. Éste, un tanto cohibido, reconoce que es cierto. Marcellina abraza a Fígaro, su hijo. Queda entonces anulada la sentencia.

El Conde, disgustadísimo, tiene que ver como se abrazan. Entra Susanna con el dinero que le ha dado la Condesa para pagar la deuda. Viendo que Fígaro está abrazado a Marcellina, imagina que se ha casado con ella, y le atiza un bofetón. Él se lo explica todo y el Conde no tiene más remedio que confirmarlo, antes de irse cabizbajo. Los demás, abrazados de nuevo, se ríen del Conde.

El fandango
La Condesa entra ahora en el salón. Ha decidido ser ella misma quien vaya al jardín de noche, a dejar al Conde en ridículo. Dicta una nota a su doncella para que, Almaviva espere a Susanna en el bosquecillo al anochecer. El Conde, convencido, creerá que la que acude es Susanna. En realidad, será la Condesa con las ropas de la criada. Hecho el escrito, lo cierran con una aguja, que su señor tendrá que devolver, en prueba de conformidad.

El Conde, no puede retrasar más la boda de Fígaro y Susanna, a la que se suma la de Marcellina y Bartolo. Unas pueblerinas traen flores a la Condesa. De entre ellas, se descubre a Cherubino disfrazado de muchacha por Barbarina. Llegan los campesinos y se celebra la doble procesión nupcial.

Al llegar ante el Conde, Susanna le entrega la nota. Almaviva, al abrirla, se pincha con la aguja. Todo esto lo está observando Fígaro. Mientras el Conde lee, disimuladamente, la nota, los campesinos bailan el fandango. El Conde se levanta y anuncia los festejos que tendrán lugar por la noche.

Audición de Mozart en Viena
Barbarina ha recibido del Conde la aguja para hacerla seguir a Susanna, en prueba de conformidad con la cita. Pero la muchacha ha perdido el alfiler. Fígaro ve como lo busca. Por ella se entera de que es Susanna quien ha mandado la nota al Conde. A la vista de los acontecimientos, decide entrar en el juego. Coge un prendedor del traje de Marcellina y se lo da a Barbarina. Esta última, se esconde en el bosquecillo a esperar a Cherubino. Marcellina se oculta también en el pabellón izquierdo del jardín.

Fígaro está convencido de la culpabilidad de su prometida y quiere que Bartolo y don Basilio, sean testigos de ello. Susanna y la Condesa bajan al jardín pero con los vestidos cambiados. La Condesa viste como Susanna y ésta como la Condesa. Después de decir en voz alta que quiere quedarse un rato para tomar el fresco, la Condesa (con disfraz de Susanna) se queda en el jardín y Susanna (con disfraz de Condesa) se va.

Fígaro está convencido de que la que se ha quedado en el jardín es “su Susanna”. Quiere llegar hasta el final y por eso sigue vigilante. Está ya oscuro y apenas se ve nada. Cherubino llega en busca de Barbarina. Ve a la “falsa Susanna” y le quiere robar un beso. Pero lo recibe el Conde que llega en ese momento. Al ver al paje le suelta un bofetón. Él lo esquiva y a quien le da es a Fígaro, que se acercaba para intervenir.

Todos se apartan y Cherubino entra en el pabellón izquierdo, buscando a las demás mujeres. El Conde vuelve para galantear a su propia esposa (vestida de Susanna). Tomándole la mano, alaba la finura de sus dedos y le regala un anillo. La Condesa lo guarda con mucho cuidado,  pues va a ser la prueba del delito.

Almaviva quiere entrar con la que cree Susanna (es la Condesa), en el pabellón de la izquierda, pero ella entra en el de la derecha. El Conde se queda fuera para vigilar. Llega Fígaro y se oculta. El criado encuentra a la disfrazada Condesa (es Susanna). Charlan y ella se olvida de fingir la voz. Por su tono, Fígaro reconoce a su prometida, a pesar del disfraz. Finge, no obstante, no darse cuenta. En broma, hace como que desea a la falsa Condesa. Y Susanna, descubriéndose, le da un bofetón. Fígaro se ríe y le confiesa que ya la había reconocido.

Vuelve de nuevo el Conde y los dos prometidos deciden darle celos fingiendo que Fígaro está haciendo la corte a la falsa Condesa. El Conde pica, se enfada y empieza a gritar. Rápidamente Susanna, disfrazada de Condesa, se oculta en el pabellón de la izquierda. Ante los gritos, llegan Basilio, Bartolo y don Curzio, con antorchas. El Conde acusa públicamente a su esposa de estar en el jardín en manos de su criado.

El Mozart "moderno"
A la entrada del pabellón izquierdo, Almaviva llama a su esposa. Salen Marcellina, Barbarina, Cherubino y por último Susanna (disfrazada de Condesa). Finge pánico y tapándose el rostro para que no la reconozcan, aparenta pedir perdón. El Conde se niega a darlo. Saliendo del otro pabellón, llega la autentica Condesa, que confiesa su ardid y enseña como prueba el anillo. Deja al Conde “planchado”, e incapaz de defenderse. Almaviva es quien tiene que pedir perdón. Rosina, la Condesa, se lo da. Todo ha terminado. Y se pueden celebrar las dobles bodas. Habrá fuegos artificiales y baile.

LA ÓPERA
El dramaturgo francés, Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais, que además de escritor, fue relojero y proveedor real, estrenó en 1775, 1784 y 1792, tres obras teatrales, que tuvieron mucho éxito. Constituyen un auténtico ciclo, pues tienen los mismos personajes y cada una es continuación de la anterior. Sus títulos son:

· 1.- “La précaution inutile ou Le Barbier di Seville (La inútil precaución o El barbero de Sevilla)”.
·  2.- “La folle journée ou Le mariage de Figaro (La loca jornada o Las bodas de Fígaro)” y
·  3.- “La mère coupable (La madre culpable)”.

En ellas se explican las tribulaciones de un criado (Fígaro), un aristócrata (conde Almaviva) y la plebeya que pasa a ser noble (Rosina o condesa Almaviva). El Fígaro del “barbero”, es un hombre que tiene recursos, habilidad y capacidad personal, propios de la burguesía.

“Las bodas”, presenta un enfrentamiento entre Fígaro y el Conde. En la última, (“La mère coupable”), los personajes han envejecido. La Condesa, ha tenido un hijo con Cherubino. El antiguo paje ha muerto en el campo de batalla.

Toda la serie es un retrato de la sociedad de su tiempo. Un elogio a las virtudes burguesas frente a las cualidades heroicas de la nobleza, que estaban en retroceso. Expone las grandes diferencias entre señor y vasallo.

Critica los excesos de la aristocracia absolutista y, por ende, de la monarquía. Presenta a un simple criado, que es más inteligente que su noble señor. Esto indignó a la aristocracia. Y describe a un Fígaro- el alter ego de Beaumarchais- como un  burgués oportunista, a quien le gusta que el poder le corteje.

La primera parte de esta saga, la musicalizó el napolitano Giovanni Paisiello, en una ópera titulada “Il barbiere di Siviglia (El barbero de Sevilla)”, de 1782, que estaría en vigor más de treinta años, hasta el estreno del otro “Barbero”, el de Rossini, en 1816.

Partitura
Debido al gran éxito que tuvo en Viena la ópera de Paisiello- por aquel tiempo hacía furor-, Mozart pensó en aprovecharlo, componiendo una obra con la segunda parte de la trilogía (“Le nozze di Figaro- Las bodas de Fígaro”). Hacía más de dos largos años (desde “El rapto del serrallo”), que el compositor no estrenaba en esa capital.

A Mozart le pareció una gran  oportunidad,  abordar la continuación. Suponía tendría también un gran éxito. Además, encontró en la obra de Beaumarchais, una serie de ideas que le interesaron enormemente: la lucha contra la tiranía absolutista, la libertad, la igualdad, etc. Todo esto, le decidió a ponerse en contacto con el importante libretista, Lorenzo Da Ponte. No hubo ningún encargo oficial. Fue solo fruto de la conjunción artística entre escritor y músico.

La obra teatral de Beaumarchais, fue prohibida en toda Europa (también en Viena) por su contenido social y político. Hubo que pedir permiso al emperador. Y José II de Habsburgo, siempre atento a dar una imagen de sí mismo, liberal y tolerante, concedió licencia para convertirla en ópera a pesar de que había denegado la comedia en teatro.

Personajes
Mozart empezó a componer “Las bodas de Fígaro”, en el verano de 1785 y terminó, entre octubre y noviembre de ese mismo año. En ella Da Ponte y el genial Mozart, reflejan la convicción de que el valor del ser humano, no depende del rango social. Era la primera vez que el libretista colaboraba con el compositor. Después vendrían, “Don Giovanni (Don Juan)- 1787” y “Così fan tutte (Así hacen todas)- 1790”. Escribió también para Salieri y para el valenciano Vicent Martín i Soler.

Ya desde “Idomeneo”, Mozart intervenía directamente en la preparación de los libretos de sus óperas. Así que, Da Ponte, junto con Mozart, redujeron a cuatro los cinco actos del original y dulcificaron o evitaron, las alusiones comprometidas. Dieron al conjunto, un tono más festivo que dramático, profundizando en la caracterización de los personajes. Hicieron siete cortes fundamentales, entre ellos, una escena entre Fígaro y el Conde, y un monólogo de Fígaro, que es un ataque directo a las autoridades políticas y sociales de la época.

Toda la parte sociopolítica, quedó suavizada, en defensa de otros valores como el amor, la fidelidad y una especie de superioridad moral e intelectual de las mujeres, frente a los hombres. Se dio más importancia a la anécdota amorosa que a las vivencias sociales. Pero a pesar de los cortes y modificaciones, queda claro el fondo crítico de la ópera. Por el contrario, no se suprimieron las irónicas insinuaciones al “derecho feudal”, que permiten que el Conde, se haga razonables expectativas, respecto a la virginidad de Susanna.

Era necesaria en la historia, una simplificación de los conflictos sentimentales para dotar a la ópera de un ritmo, que la obra de teatro no tenía. Aún así, resulta una acción compleja, aunque organizada de manera precisa, con un tiempo musical continuo. La finalidad que persigue la ópera es:

·            Reivindicar igualdad entre hombres
·            Eliminar pretensiones nobiliarias
·            Confrontar nobleza y servidumbre
·            Crear prototipos: El Conde y Fígaro

Figaro y Susanna
La crítica de “Las bodas” es latente y sutil, no manifiesta. Fue bastante atrevimiento conseguir que se aceptara en la Viena de entonces, la adaptación operística, solo dos años después de su estreno teatral. Las formas musicales empleadas, borran las distinciones de clase.

Se estrenó el 1 de mayo de 1786, en el Burgtheater de Viena. La complejidad de la ópera y las trabas que tuvo que superar, hicieron que su éxito fuera relativo. El reparto, con las primeras voces del momento, fue: Benucci (Fígaro), Manzini (Conde), Laschi Monbelli (Condesa), Storace (Susanna) y Bussani (Cherubino), todos ellos dirigidos por Mozart.

Se sabe que los opositores pusieron todo tipo de empeños en boicotear la ópera. Consiguieron que se retrasase el estreno. Ya es clásico, por la película, la prohibición del ballet que tuvo que resolver el propio emperador. Mozart y su padre, atribuyeron el boicot a Salieri y sus secuaces. En realidad, no está claro como resultó el estreno. Las versiones son contradictorias: desde un éxito hasta un fracaso estrepitoso.

En una de las primeras biografías de Mozart, habla de “que los cantantes italianos habían hecho todo lo posible para hacerla fracasar”. La realidad es que la partitura de “Las bodas” es tremendamente difícil. Estaba, en aquella época, en el límite de lo ejecutable. Y quizás fuese la verdadera razón de la oposición a la obra, por parte de los cantantes.

Después de ocho representaciones, fue sustituida por “Una cosa rara” de Vicent Martín i Soler, otra ópera que hacia furor. Se retiró de una manera inusualmente rápida. Nunca se sabrá si fue por intrigas o por escaso público.

En cambio, en Praga, se convirtió en un gran triunfo y propició el encargo de “Don Giovanni”. Se representó durante todo el invierno y, gracias a eso, lo compañía que la ponía en escena, no degeneró en quiebra.

Fue tal el entusiasmo que provocó la ópera, que hubo que hacer transcripciones para piano y, más tarde, para otros instrumentos. Los motivos de la ópera los tocaban los músicos ambulantes. Se tarareaban por la calle. Se tocaban en tabernas y cafés.

Mozart y Constanza, fueron invitados por un Conde a su palacio, situado enfrente del castillo del rey de Bohemia. El 19 de enero de 1787, Mozart dio un concierto,  estrenando su sinfonía “Praga”. Al acabar, pidieron que improvisase.

A la vista de los aplausos, tuvo que hacerlo por tres veces. Cada vez era mayor el entusiasmo del público. Alguien dijo “Figaro” y Mozart hizo sobre la marcha, doce improvisaciones del “Non più andrai”. Fue el delirio.

“Las bodas”, se difundió, en versiones traducidas a cada idioma de la nación donde se representaba. Así llegó a París (1793), España (1802), La Scala (1815), Coven Garden (1819), etc. Pero la idea de que la música de Mozart era difícil, implicó que “Le nozze” entrara solo paulatinamente en el repertorio clásico, que se fue formando a lo largo del siglo XIX.

El Figaro del Barbero
“Las bodas de Fígaro” es una ópera bufa y, por tanto, participa de las características del género, que se inició en el último tercio del siglo XVIII. Al decaer la ópera seria, reflejo de una sociedad aristocrática trasnochada, se potenció la ópera bufa, destinada a la  burguesía y el pueblo. Nació en Nápoles y, como estilo, se sitúa al otro extremo de la ópera seria.

El mayor defecto de la ópera seria, era su rigidez. Frente a esto, el nuevo género, que podríamos llamar plebeyo, apareció como fórmula progresiva, llena de acción y con gran flexibilidad. Presenta personajes corrientes, frente a los serios,  que ninguno era de este mundo.

Los temas procedían, en parte, de la comedia española de capa y espada, que se había impuesto por el dominio español en aquella parte de Italia. De ella adoptó el “enredo” y los personajes. Dentro de éstos, destaca el del gracioso, un criado astuto, hábil e inteligente.

El sentido musical que Mozart da a “Las bodas de Fígaro”, no prescinde de las arias y los conjuntos, pero son sometidos a un mayor dinamismo y puestos al servicio teatral. Para conseguirlo, se olvidó de todo elemento que detuviera la acción.

Estas arias, recitativos, concertantes, etc., tienen una vocación más dramática que estática. Alargó los finales de acto, para conseguir una continuidad musical, amplia y ágil, que acabó afectando también a los recitativos.

Pese a estar formada por cuatro actos, “Las bodas de Fígaro” puede ser considerada como una ópera bufa en dos actos, que culminan en amplísimos y frenéticos finales. Hay que hablar además, de arias que son acción por sí mismas, de finales, en los que abundan las danzas, de conjuntos y de efectos dramático-musicales.

El Conde
Esta ópera es rica en concertantes situados entre recitativos. El ser íntimo de cada personaje se desarrolla en estos concertantes (dúos, tercetos, cuartetos, etc.). Mozart consiguió una densidad hasta el momento desconocida, en el arte del concertante. El final gigante de los actos II y IV, se basa en una cadena de concertantes.

El compositor, puso siempre un especial cuidado en sus cantantes. Antes de componer sus arias, solía estudiar las voces y también la personalidad. Por eso, bien puede decirse que las arias fueron escritas, más o menos, como encargo para los cantantes. Práctica habitual que se justificaba por la calidad del resultado.

En “Las bodas”, tenemos una equilibrada colección de arias, donde los protagonistas pueden lucir sus cualidades, pero en ninguna hay concesión al estatismo. La acción, como se ha repetido, no se detiene ni siquiera en arias de aparente inmovilismo, como la de la Condesa.

La obra es de una coherencia perfecta, de una fluidez y homogeneidad extraordinarias. Su pulso, su cadencia y su desarrollo, están muy bien medidos. Cada línea vocal esta dibujada con mucha maestría, sin que se pierda, en ningún momento, el hilo conductor y clarificador, a pesar de la complejidad de los concertantes.

Postal de Beaumarchais
Con “Las bodas de Fígaro”, Mozart consiguió una obra musical universal, que no es comparable con ninguna ópera bufa, de las de su tiempo e incluso de hoy, si exceptuamos el “Falstaff” de Verdi. Es pues, un punto culminante de la música y del arte en general.

Terminemos con unas palabras del crítico  A. Poggi: “Es la primera obra maestra mozartiana en el ámbito de la ópera bufa en lengua italiana, tres años después de El rapto en el Serrallo”.

LOS PERSONAJES
Se cuenta, que el eminente director Otto Klemperer, dijo: “los personajes de ‘Las bodas de Fígaro’, están unidos entre si, mediante secretos hilos eróticos”. Nuevamente el amor es importante para Mozart. Pero en este caso, además, también la sensualidad.

Otra postal de Mozart
“Las bodas” requiere un total de once cantantes, enfrentados en dos bandos enemigos: Bartolo, Basilio y Marcellina, que se alían con el Conde, y, la Condesa, Susanna y Cherubino, a favor de Fígaro. Antonio, Barbarina y don Curzio, son, más bien, neutrales. Todas las personas se motivan unos a otros, mediante las relaciones que se van entretejiendo.

En toda la ópera se mantiene esa controversia y se ve la clara intención de Mozart, de poner al espectador en contra del Conde. El compositor, deja evidente su postura, ridiculizando ostensiblemente, a todos los personajes que se posicionan a favor del Conde. En cambio, a los que van a favor de Fígaro, los describe como puros y auténticos.

Cromo sobre la ópera
Respecto a sus sentimientos, McLeish apunta: “A los habituales personajes de cartón piedra, el poder de la música consigue dar emociones reales, que conmueven el corazón pese a lo ridículo de sus acciones”.  A. Poggi escribió: “A la multiplicidad de caracteres y de infinitos estados de ánimo (sensualidad, erotismo, abandono, melancolía, nostalgia, arrepentimiento), corresponde la ligera y caleidoscópica escritura musical, también ella extraordinaria síntesis de elementos múltiples y variados”.

Vamos a ir conociéndolos por separado:

1.     FIGARO: Es un papel para barítono o bajo-barítono. Criado del Conde que ayudó a que se casara con la Condesa. Personaje muy contenido en la ópera. En la obra teatral es todo un polvorín, porque está definido de una forma marcadamente política. Es sorprendente que en 1780 se pudieran pronunciar estas palabras sobre un escenario:

“Nobleza, bienes, posición y méritos… ¿Qué es lo que Usted ha hecho para llegar a conseguir todo esto? Se ha tomado la molestia de haber nacido y nada más; por lo demás, usted es un ser humano, como tantos otros miles”.

Pero en la ópera, no llega a tanto, pues no manifiesta su opinión política. Tan sólo hay una lucha dialéctica entre Fígaro y el Conde. Representa el amor sincero, leal, con un claro y único deseo hacia, Susanna, su novia.

2.     SUSANNA: Rol para soprano, que requiere flexibilidad vocal y agilidad. Criada de la Condesa, prometida de Fígaro y objeto de deseo del Conde. Como personaje, es la viva representación de la coquetería y de la feminidad. Es temperamental, avispada y encantadora. Juega con el peligro, aunque, en el fondo, solo está calculado para conseguir su objetivo.

El ilustre biógrafo de Mozart, Alfred Einstein, es de la opinión, de que la única mujer de quien Constanza, hubiera podido tener celos, habría sido de Nancy Storace, la primera Susanna. Podríamos estar, ante un retrato musical de la Storace, a través de Susanna.

Mozart niño en la corte de Viena
3.     CONDE ALMAVIVA: Para bajo-barítono o barítono. Debe tener autoridad, elegancia y agilidad vocal. Antiguo Lindoro que logró casarse con Rosina. En la lucha por conquistar a Susanna, sale perdedor. Le han vencido, pero no como señor feudal, sino como hombre. Se siente, ante todo, herido en su vanidad masculina. La diferencia social de Fígaro, el ganador en este lance, le importa muy poco a su ánimo ofendido. Está acostumbrado a flirteos fáciles con sus siervas, sus doncellas, sus campesinas.

Estos éxitos, le permiten renunciar al derecho “de pernada”, que es solo un arma en su lucha por el amor. También renuncia a su esposa por estar aburrido de ella. Cuando encuentra resistencia amorosa, se siente herido. Afirma ser virtuoso, por haber abolido el antiguo derecho feudal, pero sigue seduciendo a las criadas.

4.     CONDESA ALMAVIVA: Escrito para soprano lírica. Debe cantar con sentido del fiato y elegancia. De nombre Rosina, sigue enamorada del Conde, pero muy dolida por las “escapadas” del marido. Es un maravilloso personaje al estilo de las grandes féminas mozartianas. Sufriente y patético, representa la esposa traicionada y humillada. Representa el amor atormentado por el recuerdo y la nostalgia. Mozart y Da Ponte, hacen un magistral retrato psicológico, llevando a la Condesa, desde la angustia por el amor perdido, hasta la esperanza de recobrarlo.

5.     CHERUBINO: Papel travestido cantado por una mezzosoprano, que debe dominar la coloratura y tener elegancia vocal. Paje de la nobleza. Un adolescente que despierta al amor. Gracias a él surge la magia en la obra. Tiene algo de fantástico en sí mismo. Un querubín del amor, enamorado de todas las mujeres. Su corazón arde en deseos por la Condesa. Es un obstáculo para todos los hombres, en especial los maridos. Por eso el Conde le envía a luchar.

Joven querido por todos, incluso mimado,  cuyo aprendizaje de la vida, ven los demás con burla tierna o divertida ironía. Representa el amor físico en su estado más puro, mezclado con cierta melancolía. En sus arias, describe la ansiedad, la inquietud y el deseo juvenil carnal. Se podría decir que el paje, es un anticipo de don Giovanni o un don Giovanni, todavía sin desarrollar. 

6.     MARCELLINA: Papel para mezzosoprano. Es la criada del doctor Bartolo, que apenas tenía significado en “El barbero”, pero aquí aparece como la amante de antaño del doctor, y madre de Fígaro. Representaría la feminidad grotesca.

7.     DOCTOR BARTOLO: Papel para bajo bufo, de relieve relativo. Antiguo tutor de Rosina, la Condesa, y, ahora, médico del palacio. Significa el desorden vital.

8.     DON BASILIO: Su tesitura es la de tenor. Sacerdote de turbia reputación en “El barbero”, y, ahora, maestro de música de Susanna. Significa la intriga.

9.     BARBARINA: Breve papel para soprano. Hija del jardinero Antonio y enamorada de Cherubino. Representa la ingenuidad juvenil. Sin embargo, con trece años, se dedica a atrevidos juegos amorosos con el paje.

10.    ANTONIO: Papel para bajo bufo secundario. Jardinero del Conde y padre de Barbarina. Significa el primitivismo.

11.    DON CURZIO: Papel cómico secundario para tenor. Es notario. Representa el servilismo.

FRAGMENTOS DESTACADOS
Aunque en su estructura hay partes separadas, son tantas las magníficas melodías, que se hace difícil una selección. Seguro que me quedo sin poner alguna pieza, pero es imposible incluir toda la ópera.

1.     Obertura: Tiene como característica que no es una Obertura popurrí, ya que emplea temas nuevos que no vamos a encontrar en la ópera. Era una práctica que Mozart incorporó en su periodo de madurez.

2.     Cavatina: Fígaro. “Se vuol ballare, signor contino (Si quiere bailar señor Conde)”. El Conde está pretendiendo a Susana. Ésta se lo dice a Fígaro y se enfada, en una pieza llena de ironía y cargada de indirectas, que hay interpretar como la reacción del criado (burguesía), frente a los privilegios inaceptables del Conde (aristocracia). Definen con sutileza el momento, el acompañamiento orquestal (con pizzicati imitando guitarra), y las formas musicales de minueto y ritornello.

3.     Aria: Bartolo. “La vendetta, oh la vendetta, È un piacer serbato ai saggi (La venganza es un placer reservado a los sabios)”. Única aria del personaje, que entra en escena preparando una venganza contra Fígaro. Manifiesta con violencia, no sólo su deseo de revancha, sino también su satisfacción por realizarla. La música subraya adecuadamente estos instintos.


4.     Aria: Cherubino. “Non so più, cosa son, cosa faccio (No se ya quien soy ni que hago)”. Descripción perfecta del estado de embriagada confusión del personaje, de su palpitar amoroso y de su inquieta soledad, cuando tiene que hablar de amor consigo mismo.

5.     Aria y Marcha: Fígaro. “Non più andrai farfallone amoroso (Ya vale, mariposón amoroso)”. Mozart tenía una opinión negativa de lo militar, que solo pudo expresar en sus óperas. Este es el caso del fragmento, que combina admirablemente, lo marcial con su  opinión en contra. Se describen con todo detalle los inconvenientes de la milicia. La música añade sus comentarios jocosos a la situación en que se halla Cherubino, nacido para el amor que no para la guerra.

6.     Cavatina: Condesa. “Porgi amor, qualche ristoro (Dame amor algún consuelo)”. La delicada instrumentación de la pieza, con cálidas frases de la madera, da una profundidad inusual a este fragmento. Describe, en un solo trazo, al personaje, dándole un tono aristocrático y, a la vez, profundamente humano.

7.     Canzona: Cherubino. Voi che sapete, che cosa è amor (Vos que sabéis lo que es el amor)”. El paje dedica esta canción a su amada Condesa. Mozart, nos complementa la descripción de este personaje con esta segunda aria. El pizzicato orquestal, sugiere el acompañamiento de una guitarra que finge tocar Susanna.

8.     Aria: Susanna. “Venite, inginocchiatevi (Ven y arrodillate)”. La doncella se muestra sensible al indudable encanto juvenil del paje Cherubino. El carácter repetitivo de alguna de sus frases, nos indica el tono inocente de sus sentimientos y su carácter juguetón.

9.     Escena y Aria: El Conde. “Hai già vinto la causa (Has ganado tu pleito) Vedrò mentir’io sospiro (Veré mientras suspiro)”. En la única intervención en solitario del personaje, queda dibujado con las más negras tintas de su prepotencia feudal, pero llevado por su sensibilidad, violenta y posesiva. Predomina, no obstante, su carácter vengativo y, en la parte final, su odio hacia Fígaro, se expresa con la fuerza de la música.

10.    Recitativo y Aria: La Condesa. “E Susanna non vien (Y Susana sin venir) Dove sono? (¿Donde están?)”. Se confirma en el fragmento el carácter aristocrático y profundamente amoroso del personaje. Precedido de un recitativo acompañado, de notable elegancia, se inicia el aria con una profunda languidez amorosa. Los instrumentos de madera confirman la sinceridad de sus sentimientos

11.    Dueto: La Condesa y Susanna. “Cosa mi narri? (¿Qué me dices?) Che soave zefiretto (Que airecillo suave)”. La Condesa dicta una carta  a su doncella, para su marido. Tratan de hacerle caer en una trampa, pillándole in fraganti. Elegante juego de voces, iniciando las frases Rosina y repitiendo la criada las partes finales. Juntas cantan los pasajes más notables. Muy especial es el final del dúo: nos  trasporta a un mundo luminoso y espiritual.

12.    Recitativo y Aria: Fígaro. “Tutto è disposto (Todo está listo) Aprite un po’quel’occhi (Abrid los ojos un poco”. En la obra de teatro, este monólogo estaba cargadísimo de contenido político. En la ópera se sustituyó por una arenga contra las mujeres. Fígaro se explica, con mucha contundencia, relatando las artimañas femeninas para engatusar a los hombres. Lo hace por estar irritado, ante la aparente infidelidad de Susanna. En el final, las trompas- “corni (cuernos)” en italiano- aluden insistentemente al triste papel que el criado cree estar haciendo.

13.    Recitativo y Aria: Susanna. “Giunse alfin il momento (Al fin llega el momento) Deh vieni, non tardar (¡ay! Ven, no tardes)”. Mozart nos describe a Susanna en este fragmento, más madura y más segura de sí misma. Es como si todo lo que ha pasado, hubiera operado en ella este cambio. La música, nos adentra en la sinceridad de sus sentimientos.

14.    Final: “Pace, pace, mio dolce tesoro (Paz, mi dulce tesoro)”. La escena se inicia con un falso dúo entre Fígaro y Susanna que desemboca en un agitadísimo número colectivo. Después de la petición de perdón del Conde y la concesión de ese perdón por parte de la Condesa, todos se asocian a un concertante realmente frenético en el que se anuncian los festejos que ponen fin a esta loca jornada.

DISCOGRAFÍA
Vamos con el AUDIO que, como solo vale uno, nos dejamos el de Solti-Ramey-Popp-Hynninen, etc., para inclinarnos por este:
Le nozze di Figaro – W. A. Mozart 
Año de grabación………… 1968
Director…………………….....Karl Böhm
Il Conte.........   Dietrich Fischer-Dieskau 
La Contessa ......... Gundula Janowitz 
Susanna .............  Edith Mathis 
Figaro  .................Hermann Prey 
Cherubino ...........  Tatiana Troyanos 
Marcellina ...............  Patricia Johnson 
Bartolo  ................... Peter Lagger 
Basilio   ....................Erwin Wohlfahrt 
Don Curzio   ..............Martin Vantin 
Barbarina …………………  Barbara Vogel 
Antonio  ……………………. Klaus Hirte 
Orquesta y Coro
Ópera Alemana de Berlín
Grabado en estudio

Y para el VÍDEO
Le nozze di Figaro – W. A. Mozart 
Año de producción............ 1999
Dirección..............Daniel Barenboim
Il Conte..............  Roman Trekel 
La Contessa .........Emily Magee 
Susanna ............  Dorotea Röschmann 
Figaro   ................René Pape 
Cherubino ..........  Patricia Risley 
Marcellina  .......... Rosemarie Lang 
Bartolo   ..............Kwangchul Youn 
Basilio   ...............Peter Schreier 
Don Curzio  ......... Peter Menzel 
Barbarina   ...........Ivonne Zeuge 
Antonio   .............Bernd Zettisch 
Orquesta y Coro... Staatsoper de Berlin
Grabado en directo