Uno de mis compositores
favoritos es Vincenzo Bellini. Creo sinceramente que, por lo mucho que influyó
en la siguiente generación de músicos, si hubiera vivido más años, habríamos
conocido a otro Verdi distinto del que estamos habituados. Es el mismo caso de Georges
Bizet en Francia. Ambos autores dejaron una marcada huella en la historia de la
ópera, a pesar de su muy escasa producción, motivada por los pocos años que
vivieron. No podía, por tanto, dejar de incluir entre mis óperas favoritas, a “I Puritani (Los Puritanos)”, una de las
mejores de este autor, con sus melodías absolutamente cautivadoras, muestra del
estilo elegante, sentido y romántico de Bellini.
Vamos pues
con ella pero antes, nos toca introducirla con algún chascarrillo, o, mejor
dicho, en este caso, con dos. Ambos tienen como protagonista a la excepcional
cantante griega María Callas. El primero es “casi un chiste” y no debemos
tomarlo muy en serio. El otro es un sucedido con el director de cine y
escenógrafo Luchino Visconti, en el templo de la lírica italiana.
----------O----------
Era una
representación de “I Puritani”, en 1949. La divina Maria Callas defendía
aquella tarde el papel protagonista de Elvira. No se sabe bien porqué, a la
hora de cantar el aria del primer acto “Son vergin vezzosa (soy virgen ruborosa)”,
le salió “son vergin viziosa (soy virgen viciosa)”. Pudo ser exceso de trabajo,
poco tiempo de ensayo, un desliz en la pronunciación o simplemente una broma inventada
a costa de la diva y propiciada por el texto. De cualquier modo, seguro que la
interpretación de la divina fue maravillosa. Por otra parte, en caso de que sea
verdad esta historieta, el público le perdonaría ese y otros mil defectillos de
cualquier clase. ¡Dichosos nosotros que aún la podemos disfrutar en grabaciones!
----------O----------
En la
última escena de “La Sonnambula”, de Vincenzo Bellini, cuando la protagonista
camina sonámbula, la cantante, para dar verosimilitud al momento, debe aparecer
con los ojos cerrados. De este modo, nadie puede ayudarla, ni el apuntador ni
tampoco el director de escenografía.
Cuentan de
María Callas que ese papel lo hacía con tanto realismo, que el público se
quedaba absolutamente asombrado de su convincente interpretación. Si esto era
así con carácter general, de un modo muy especial resultaron unas funciones de
1963 en el Teatro alla Scala de Milán, ejerciendo como regidor el afamado
Luchino Visconti.
Tres años
después, durante una entrevista que hicieron a Visconti, alguien
recordó
aquellas memorables jornadas y preguntó cómo había hecho para conseguir una
escena tan auténtica. La respuesta fue que utilizó un sentido que normalmente
no viene asociado al escenario: el olfato. Visconti llevaba siempre en el
bolsillo un pañuelo con un toque de un perfume inglés, al cual era particularmente
aficionado.
Cuando le
dijo la Callas que también a ella le gustaba, al gran director le vino a la
mente poner uno de sus pañuelos en el lugar donde quería que se colocara la
cantante, después de caminar con los ojos cerrados. De esta manera sería guiada
en aquella dirección por el olfato.
La cosa funcionó
perfectamente todas las representaciones. Solo después de que acabaron, se dio
cuenta Visconti de que había sido muy afortunado, pues ningún músico de la
orquesta ni ningún espectador, tenían ese mismo perfume. De otro modo, habría
habido otro desastre en la ópera, verdaderamente catastrófico.
NOTA: Anécdotas
tomadas de Internet y de “Disastri all’opera” de Hugh Vickers
EL
ARGUMENTO
Amanece en
el exterior de la ciudadela de Plymouth. Los soldados puritanos partidarios de Cromwell,
están contentos porque van a asistir a un enlace. Se casa Elvira, hija de Lord
Gualtiero Valton, gobernador del
castillo. Ella está dispuesta a resistirse a la boda si, como imagina, el padre
le obliga a casarse con Sir Ricardo Forth, cuando al que ama es a Lord Arturo
Talbo, un caballero realista, del bando político contrario. Pero la tranquiliza
su tío, Lord Giorgio Valton: su hermano, ante sus ruegos, ha consentido en que Elvira
se despose con el hombre que ama. La joven no cabe en sí de gozo.
Llega
Arturo al castillo y es recibido por todos con muestras de afecto, a pesar de que
sus ideas son contrarias a las de los puritanos. Llega una mujer desconocida,
interrumpiendo, por un momento, la fiesta de esponsales. La ha mandado traer de
su encierro el padre de Elvira, que ha recibido una carta en la que ordenan la acompañe
a Londres para ser interrogada por el Parlamento. Así pues, no podrá estar
presente en la boda de su hija.
Elvira aparece
trayendo en las manos el velo blanco de novia que le ha regalado Arturo. Para
probar su efecto, lo pone en la cabeza de la mujer desconocida. En realidad esa
mujer es Enriqueta de Francia, antes reina y ahora viuda del desventurado
Carlos I, rey de Inglaterra. Luego, Elvira va a vestirse y olvida el velo.
Giorgio le
dice a Arturo que la ignota dama pertenece al bando de los Estuardo- su bando-,
y que va al Parlamento para ser ajusticiada. Al oírlo, él se propone evitarlo,
sea ella quien sea. Le ofrece un camino para salvarse: huir con él, disfrazada
de novia, aprovechando el velo que le ha entregado Elvira. Enriqueta, que ya se
ha presentado como su antigua reina, no quiere implicarle el día de su boda,
pero el joven insiste. Se disponen a marchar cuando Riccardo Forth, el enamorado
despechado de Elvira, les detiene.
Enriqueta
muestra su rostro y Riccardo, al darse cuenta de quién es, cambia de táctica:
deja que Arturo se lleve a la reina para que Elvira, al descubrir su huída,
caiga en sus brazos. Efectivamente, apenas han huido, Elvira reclama la
presencia de Arturo y al saber que se ha fugado con otra mujer, es tan grande
su pena, que enloquece de repente. Los caballeros puritanos que la rodean,
juran solemnemente vengar la supuesta infamia de Lord Arturo.
Todos
comentan la repentina locura de Elvira. Giorgio Valton, su tío, puntualiza
diciendo que: tiene momentos de alegría y de tristeza y busca siempre a Arturo;
temen su muerte inminente. Giorgio y Riccardo, que han presenciado sus accesos
de locura, se hallan muy afectados.
Giorgio
logra arrancar de Riccardo la promesa de perdonar a Arturo porque matarlo sería
tanto como matar a Elvira. Él se muestra de acuerdo pero siempre y cuando que
Arturo no vuelva en son de guerra, en cuyo caso, lucharían hasta morir. Giorgio
da su conformidad a este plan.
Arturo,
condenado a muerte por haber ayudado a escapar a la reina Enriqueta, se ha
exiliado. Pero ha vuelto para ver a Elvira. Es descubierto y, acosado por sus
enemigos, consigue despistarlos. Se dirige entonces al castillo donde habita su
amada, esperando que el Destino les coloque frente a frente.
Entra
Elvira en el jardín de la fortaleza, entonando la tonada de amor que solían
cantar los dos enamorados. Al divisar a Lord Artu
ro, su alegría es tan intensa,
que de pronto parece haber recobrado la razón. Súbitamente suena el redoble de
los tambores de la tropa que se acerca. Ella cree que Arturo va a volver a
marcharse y, para evitarlo, no se le ocurre otra cosa que pedir ayuda a la
guardia.
Los
soldados puritanos capturan al caballero realista y, cumplimentando la orden
dada por el Parlamento, se disponen a ejecutarlo. Pero en ese preciso instante,
llega un mensajero trayendo un bando de Cromwell en el que se da cuenta de la
derrota de los realistas y del indulto general concedido por el dictador a
todos los prisioneros de guerra. Elvira, al ver libre a Lord Arturo, recobra de
nuevo la razón y amorosamente se cobija en sus brazos, esta vez para siempre.
EL
COMPOSITOR
Vincenzo
Bellini (1801/1835), nacido en una modesta familia de Catania, en la isla de
Sicilia, Italia, era hijo y nieto de músicos. Desde muy pequeño recibió formación
musical. Su padre –“maestro di capella” y profesor de música en su ciudad- le
enseñó las primeras nociones del piano. A partir de los siete años, su educación
musical fue confiada a su abuelo, que era organista, compositor
y profesor de
música.
Con él
aprendió los fundamentos del arte de la composición, demostrando enseguida una
poderosa capacidad creativa. Su abuelo se preocupó también de buscar apoyos
económicos para su nieto en la ayuda municipal y en la del gobernador de la
provincia, duque de Sammartino.
En 1819, el
ayuntamiento de Catania, le concedió los medios para ampliar su formación en el
Conservatorio de Nápoles, donde fue alumno, del director del instituto, Nicolò
Zingarelli, que se acercaba a los setenta años de edad. También tuvo a Giovanni
Furno, que sobrepasaba los setenta y a Giacomo Tritto, que se acercaba a los
noventa. Parece que la edad de sus profesores no era una condición importante,
pues el futuro compositor salió del conservatorio con una capacidad melódica
exquisita.
Seis años
después de su ingreso en el Conservatorio napolitano, Bellini estrenó en este
centro su primera ópera “Adelson e Salvini”, compuesta sobre un libreto de
Tottola. A raíz de esta incursión en el género dramático, cuyo éxito fue
notable, el teatro San Carlo de Nápoles le encargó la composición de una ópera,
“Bianca e Fernando”, que fue estrenada en mayo de 1826.
El
empresario Barbaia, muy impresionado por el éxito de “Bianca e Fernando”, le
encargo una ópera para La Scala de Milán. Surgió así “Il
Pirata”, en un libreto
de Felice Romani, que fue estrenada con rotundo éxito en ese teatro el 27 de
octubre de 1827. En ella se revela la pureza, la sencillez y la gracia de una
línea melódica que será característica de las obras del compositor.
Ubicado en
Milán, la capital lombarda, Bellini empezó a recibir constantes ofertas de
trabajo; se convirtió en su propio representante, haciéndose, a cada nuevo
éxito, más exigente: 1- en el cobro de sus honorarios; 2- en el tiempo
convenido para tener lista la obra; y 3- en la elección del texto dramático. En
este último aspecto, formó con el ya citado Felice Romani, hábil libretista y
hombre de teatro, una pareja que dio al mundo operístico obras inolvidables.
Pronto los
empresarios debieron convencerse de que aquel compositor que exigía unos
emolumentos superiores a los de sus colegas y que se tomaba varios meses para
componer, en compensación presentaba obras bien articuladas, originales y de
éxito asegurado. Este prestigio hizo que Bellini se convirtiera en el músico
mejor pagado de toda Italia, después del retiro de Rossini.
Durante su
estancia en Milán, escribió prácticamente una ópera cada año; así fueron
apareciendo “La Straniera (la
extranjera, 1829)”, “Zaira (1829)”, “I Capuleti e i Montecchi” (Capuletos y
Montescos, 1830)”, “La sonnambula (La sonámbula, 1831)”, “Norma (1831)” y
“Beatrice di Tenda (1833)”. Todas ellas contaron con Felice Romani como
libretista, a excepción de “Zaira” y “Beatrice di Tenda”. En esta última ocurrió
la ruptura entre compositor y escritor que tantos resultados había tenido hasta
entonces.
Rico,
célebre y romántico, con un ardor pasional que no refleja la delicadeza de su
rostro, Bellini se puso de moda entre los círculos aristocráticos de Milán,
donde permaneció, aunque con breves interrupciones, hasta 1833. Allí vivió
varios lances amorosos, como los que mantuvo con la joven Giud
itta Cantù,
esposa de un terrateniente, y con otras dos cantantes de igual nombre, Giuditta
Pasta y Giuditta Grisi. A pesar de sus éxitos, el carácter del compositor fue
perdiendo mucho de su entusiasmo, tal vez por los problemas de salud que desde
1830 habían empezado a afectarle.
El
compositor, decidido a consolidar su carrera, un mes después del estreno de
“Beatrice di Tenda” (abril de 1833), determinó viajar a Londres, donde se iban
a representar en ese mismo mes: "Il Pirata", "Norma",
"I Capuleti e i Montecchi" y "La Sonnambula". El éxito fue
clamoroso. Durante su estancia londinense, Bellini conoció a María Malibrán,
quien causó en él una gran impresión, hasta el punto de pensar en escribir para
ella una ópera.
En agosto de
ese mismo año de 1833, se trasladó a París. Eligió esa ciudad por una serie de
razones que vamos a tratar de resumir. La primera, y más importante, era que la
capital francesa estaba experimentando
un gran impulso artístico: vivían los años treinta del siglo XIX y la expansión
se produjo durante la “tregua” entre las revoluciones de 1830 y 1848. Por otra
parte, las leyes de derechos de autor francesas garantizaban a los compositores
cobrar por la explotación de sus obras.
Existía,
además, un colectivo grande de público, al contar Francia con una burguesía
educada musicalmente y, como consecuencia, los teatros tenían gran afluencia de
público. Por si fuera poco, se ganaba dinero vendiendo música impresa. Y,
finalmente, París era también pionera en cuanto a orquestas sinfónicas.
Se puede
pues concluir que la ciudad luz ostentaba el centro de la cultura europea. La
fama obtenida allí, llegaba fácilmente a oídos de toda Europa.
Allí pudo
conocer a las figuras más notables de la música europea. Contó con el
padrinazgo inestimable de Rossini, quien le introdujo en los círculos sociales
parisinos y le asesoró sobre los gustos del difícil público francés. El cisne
de Pésaro, por aquel entonces, había dejado de componer, pero seguía siendo el
árbitro en la esfera musical parisina. Siempre se mostró generoso y solícito
hacia otros colegas más jóvenes. El músico cultivó también la amistad de
Chopin, Hiller y Paër
Meses
después de su llegada a París, comenzó a trabajar en la ópera que nos ocupa (“I
Puritani”). Fue un encargo para el Teatro Italiano de aquella ciudad,
conseguido por mediación de Rossini. A raíz de su clamoroso éxito, llovieron
las ofertas sobre el compositor, a quien la vida parecía sonreír de nuevo.
Sin
embargo, el final estaba cerca. En agosto de aquel mismo año, Bellini enfermó y
su cuerpo fue debilitándose ante la impotencia de los médicos. Su prematura
muerte en el suburbio parisino de Puteaux, lejos de sus amigos, parece que se
debió a cierta forma maligna de disentería. Los restos mortales del compositor
fueron trasladados años después a su Catania natal.
A pesar de
su juventud, dejaba una importante obra: diez óperas, seis sinfonías, un
concierto para oboe y orquesta, un "Te Deum" y numerosas arias,
romanzas, canciones y cantatas.
Considerado
el último representante del belcantismo romántico, Bellini fue –a pesar de su
imagen de rubio y apuesto galán, de su agitada vida sentimental y de su
prematura muerte a los treinta y cuatro años- un artista de transición, que
desarrolló una forma particular de concebir la música y abrió caminos para una
renovación operística que otros compositores –Verdi entre ellos- seguirían con
mayor decisión.
LA GÉNESIS
Ya se ha
dicho que Bellini llegó a Paris en agosto de 1833, con la intención de conseguir una auténtica
proyección internacional que solo en esa ciudad podía obtenerse, al ser la
capital cultural de Europa. Ayudado por Rossini, quien dominaba la vida musical
parisina, consiguió representar en el Teatro Italiano de París, "Il
Pirata" y "I Capuleti e I Montecchi", con un importante éxito, que le valió el encargo, por parte de este teatro,
de una nueva ópera.
Tras la
ruptura con Romani, el compositor tenía que encontrar un libretista que
elaborase el texto de su nueva ópera. Después de buscar, la elección recayó en Carlo
Pepoli, famoso literato boloñés y exiliado político. Bellini lo había conocido
en casa de la princesa milanesa Cristina Trivulzio di Belgioioso.
Esta
aristócrata era también exiliada política y mujer de una gran belleza. A los
salones de su destierro parisino, acudían personajes como: Victor Hugo, Alfred
Musset, Frederich Chopin, George Sand, Frank Liszt, Alejandro Dumas, Heinrich
Heine y otras importantes figuras de la vida cultural y política.
Después de
muchas dudas, el tema elegido finalmente, fue el drama “Têtes rondes et
cavaliers- Cabezas redondas y caballeros)”, de Jacques-Arsène-Polycarpe Ancelot
y Jacques-Xavier-Boniface Saintine. Hasta que se identificó la verdadera
fuente, se creía que la base del argumento estaba sacado de la novela “Old
Mortality” de Walter Scott. Así pues, del tratamiento por parte de Pepoli de la
obra francesa, surgió el libreto y de él, la ópera, a la que pusieron como título
“I Puritani (Los Puritanos)”, ópera
romántica en tres actos, con música de
Vincenzo Bellini y texto de Carlo Pepoli.
El músico
pensó que este tema –escogido hacia abril de 1834- tenía un profundo interés
por sus situaciones y el sufrimiento de gente inocente. Creía que conmovería al
público parisino. Este sufrimiento surge, no por provocarlo algún personaje
malvado, sino por la acción del destino.
Los
trabajos de compositor y libretista se prolongaron desde la fecha en que quedó
elegido el tema (abril de 1834), hasta diciembre del mismo año, con bastantes
enfrentamientos entre ambos. La causa era que no acababa de gustarle al músico la
adaptación, pues carecía del gancho dramático necesario, a pesar de que estaba bien
acabada formalmente y tenía una preciosa versificación. La poca experiencia
teatral de Pepoli, dio como resultado un libreto confuso. Pero la música es una
de las más cuidadas de toda la producción belliniana.
El
argumento tiene un trasfondo histórico ya que el drama amoroso sucede en plena
guerra civil entre puritanos y realistas. Estos últimos apoyaban a la casa de
los Estuardo. Los puritanos eran partidarios de Oliver Cromwell, quien había
conseguido derrocar a los Estuardo: su último rey, Carlos I, fue ejecutado el
30 de enero de 1649. Los protagonistas de la ópera pertenecen a bandos políticos contrarios.
La ópera se
estrenó el 25 de enero de 1835 en el Teatro Italiano de París con los mejores
cantantes del momento. Fue la última obra del compositor, que murió poco
después. Su destino se unía así a los de Pergolesi, Mozart y Schubert. El
reparto del debut estaba formado por: Giulia Grisi como Elvira- Adalgisa en el
estreno de Norma-, Giovanni Battista Rubini era Arturo Talbo - Gualtiro, en el
estreno de "Il Pirata" y Elvino en el de "La Sonámbula"-, el
barítono Antonio Tamburini en el papel de Riccardo Forth y el famoso bajo Guy
Lablache como Giorgio Valton. El éxito de esta primera representación fue
extraordinario, bisándose numerosos fragmen
Al día
siguiente del debut, el Boulevard de los italianos, en el que se encontraba la
casa del compositor, se llenó de carrozas en las que, los más importantes y
elegantes señores de la aristocracia, y los más eminentes personajes de las
artes y las letras, le iban a ofrecer coronas de flores. Recibió muchas cartas
de felicitación, entre ellas, del compositor francés Auber, del Conde de
Gallemberg y de la reina María Amelia.
Las
críticas a que dio lugar el estreno, expresadas en forma de artículos, fueron
todas muy positivas. Si una era elogiosa, la otra lo era aún más. Todas
aparecieron después, copiadas y comentadas, en los periódicos y revistas de
toda Italia, especialmente en Milán, por su vinculación al espectáculo
operístico, en Nápoles y en Sicilia, su tierra natal.
La reacción
de Bellini a tal éxito, fue una violenta crisis nerviosa, que también tuvo el
día del estreno de “Il Pirata”. Al escribir a su amigo y editor, Ricordi, le
decía que “había estado unos días como atontado”, y añade: “Ver a un teatro
francés, normalmente frío, alcanzar tal griterío que me recordaba La Scala el
día del estreno de “La straniera”, ver a un público aplaudir como lo hacía,
cuando normalmente parece que teme mancharse los guantes para conceder un
aplauso, me ha hecho tal efecto, que se me doblaban las rodillas y apenas podía
tenerme en pié”.
Durante
aquel año 1835, del 24 de enero
al 31 de marzo, "I Puritani" fue
representada en diecisiete ocasiones. Esto era una cosa inaudita en París. La
última escenificación fue una verdadera fiesta, tan brillante como nunca se
había visto antes en el teatro. Bellini tenía que andar escondiéndose ya que,
si le encontraban, empezaban a aplaudirle.
La noche
fue memorable, el palco escénico se llenó de flores y coronas. Grisi tuvo que
bisar su aria “alla polacca”, lo mismo que Rubini con “A te o cara” y los dos
bajos con “Suoni la tromba”. Pero el compositor no sabía que ésta sería la
última vez que escuchara su música en el teatro. El telón que bajó con el
último acorde de “I Puritani”, marcaba también el final, poco después, del
compositor.
Paralelamente
a la composición parisina, Bellini y Pepoli habían preparado otra versión, para
el Teatro San Carlo de Nápoles, pensada para María Malibran. El compositor
efectuó cortes y rebajó la tonalidad de la parte de Elvira, para adaptarla a
las condiciones vocales de la Malibran y algunas otras modificaciones.
Al morir
Bellini y al año siguiente María Malibran, esta versión no llegó a ver la luz
hasta época muy reciente. En abril de 1986 se estrenó en el Teatro Petruzzelli
de Bari, con los coros de ese mismo teatro, la Orquesta Sinfónica Siciliana y
como solistas el tenor norteamericano Chis Merritt como Arturo, la soprano
Katia Ricciarelli era Elvira, el tenor español Juan Luque en el papel de
Riccardo y el bajo Roberto Scandiuzzi como Giorgio, todos ellos dirigidos por
Gabrielle Ferro.
LA ÓPERA
Rossini
aconsejó al compositor que, esta vez, cuidara su modesto lenguaje orquestal ya
que con la melodía solo, no bastaba para hacerse con el público parisino.
Siguiendo pues sus consejos, Bellini, diseñó un tejido orquestal para “I
Puritani”, mucho más rico e interesante, pero sin renunciar a su arma
predilecta, la gran vena melódica, etérea y voladora, con largas cantinelas. Ésta es la cualidad más
notable del siciliano y con la que cautivó a toda Europa, incluso, a Richard Wagner.
Pero en esta melodía, aparece la faceta melancólica del compositor. Otra
característica es el fraseo, de una gran elegancia. La ópera demanda, además, capacidades vocales importantes de los
cantantes y los coros adquieren una mayor trascendencia y participación que en obras
anteriores.
En esta
ocasión, la época y el espacio están más definidos que en algunas óperas
anteriores. El músico necesitó recrear hechos históricos, evocando lugar y tiempo
concretos. Intentó, además, crear una continuidad musical, reduciendo los
números cerrados. Es particularmente evidente este empeño de continuidad en los
actos II y III. En otro sentido, Bellini utilizó distintos elementos para crear
un ambiente de austeridad y de guerra: el coro marcial, las voces fuera de
escena, evocan una era lejana.
En “I
Puritani”, el autor intenta una aproximación al gusto francés. Hay diferencias
entre los modos de hacer ópera de los franceses y los italianos. En general, en
Francia prefieren las grandes escenas y cuadros decorativos y coreográficos,
que combinen espectáculo, brillantez y
romance, todo ello aderezado con un gran colorido orquestal, que juega un papel
muy relevante. Bellini, en esta obra, tuvo que intentar acercarse a este modo
de hacer.
El tono
heroico y las descripciones de la naturaleza, son ejemplos del colorido
orquestal de la partitura de “I Puritani”. Y las numerosas escenas corales, mostrarían el interés de Bellini por el
espectáculo de masas. De modo que, ésta obra, es uno de los primeros intentos
de fusión entre dos estilos de ópera: italiano y francés. El resultado fue muy
positivo. Por su muerte prematura, no pudo llegar más lejos en estas
experiencias músico-dramáticas.
En “I
Puritani”, el compositor ha mejorado y evolucionado mucho desde sus primeras composiciones.
La obra es claramente de transición entre el bel canto italiano y el
romanticismo. La pregunta del millón sería esta: ¿qué habría hecho Bellini si
no hubiera muerto tan joven? De seguro que hubiera seguido evolucionando,
marcando su personalísima huella en los compositores siguientes, que ya no
serían, en estilo, los mismos que
conocemos.
LOS
PERSONAJES
- Lord Gualtiero Valton, General
gobernador del castillo de Plymouth y padre de Elvira. Pertenece al clan
de los Puritanos. Tiene tesitura de bajo.
- Lord Giorgio Valton, coronel
retirado hermano de Gualtiero y tío de Elvira. También es Puritano.
Particela de bajo.
- Elvira, hija de Gualtiero y
enamorada de Arturo Talbo. Papel para soprano de considerable envergadura
que además de ser capaz de trinos y coloraturas, en las dos escenas de locura,
requiere de indudables dotes de actriz.
- Lord Arturo Talbo, capitán partidario,
en secreto, de los Estuardo (realistas) y enamorado de Elvira. Bellini
compuso la agudísima tesitura vocal de este rol en función del tenor más
famoso de aquellos tiempos: Juan Bta. Rubini. Fue el intérprete preferido
del compositor para sus personajes de “tenor de gracia”.
- Sir Riccardo Forth, Coronel de
los Puritanos, enamorado de Elvira y despechado por ésta. Escrito para
barítono.
- Sir Bruno Roberton, oficial
amigo de Riccardo y del clan Puritano. Papel para tenor.
- Enrichetta de Francia, Viuda de
Carlos I, y salvada del ajusticiamiento por Arturo. Es para una
mezzosoprano o soprano.
FRAGMENTOS
DESTACADOS
1. Aria:
Riccardo. “Ah per
sempre io ti perdei (Ah, por siempre yo te perdí)”. Expresivo fragmento para
barítono lírico, introducido por un sólo orquestal, que anticipa la cantinela
que va a interpretar el personaje. Tiene un tono lamentoso y corresponde al
momento en que le dan a conocer que no va a casarse con Elvira, pues ella ama a
Arturo Talbo.
2. Cabaletta:
Riccardo. “Bel sogno beato (Bello sueño feliz)”. Tercera parte de la intervención del barítono en esta
escena, después del perceptivo Recitativo- que no vamos a poner- y el Aria, ya
comentada en la selección número uno, anterior a esta. Se le nota al personaje
más resignado, no tan trágico como lo estaba antes. Busca consuelo en el
recuerdo por “la dulce memoria de un tierno amor”.
3. Dúo
Elvira, Giorgio y Coro: Cabaletta. “A quel suono al mio contento (A ese nombre,
a mí contento)”. En un
largo dúo entre tío y sobrina, a Elvira le dan la noticia de que su padre consiente
el matrimonio con el hombre que ama. Escuchamos solo la parte final, más movida
que las otras dos. Arturo está entrando en la fortaleza. La alegría de Elvira
es inmensa. Termina con un solo orquestal que remarca la felicidad de la
protagonista.
4. Cavatina: Arturo. “A te, o cara (A ti,
Oh querida)”. Primera salida del tenor. Tiene ritmo cadencioso y línea melódica
ondulante. Los clímax son marcados por agudos. Es una delicada canción de amor.
En la acción, Arturo regala a Elvira el velo blanco de novia. Este velo, será el
desencadenante de la locura de la joven. El fragmento, se repite musicalmente, pero
con diferentes textos. Acompañan al tenor, el coro, la soprano y el bajo, realizando,
al final, un concertante. Va precedido de una introducción orquestal con un sólo
de oboe.
5. Dúo Arturo y Enrichetta:
Introducción. Gualtiero se despide pues ha de acompañar a la destronada reina a
Londres para ser juzgada. La escena se encuentra repleta de personas
(escuderos, hombres de armas, damas, damiselas, etc.). Todos tienen que salir
para dejar solos a Arturo y Enrichetta. Para dar tiempo a que esto se realice,
el compositor nos incluye algo semejante a un interludio orquestal, con la
cantinela que acabamos de escuchar (A te o cara), pero tiene un color
diferente. Vale la pena escucharla.
6. Dúo
Arturo y Enrichetta: ”Non parlar di lei che adoro (No habléis de aquella que
adoro)”. No podíamos
perder la oportunidad de escuchar de nuevo al tenor, así que, de todo el dúo,
nos quedamos con la parte final para escuchar otra cantinela belliniana
característica.
- Aria: Elvira. “son vergin vezzosa
(soy vírgen ruborosa)”. Es una polonesa, que el autor define como una
composición “a la polaca”. Dramáticamente corresponde al momento en que la
joven expresa su alegría por la próxima boda con el hombre que ama. Hay agudos,
agilidades, trinos, coloraturas extremas y un gran abanico de tonalidades.
Intervienen también el tenor, la mezzosoprano y el bajo, haciendo un
conjunto muy atractivo.
- Final Acto I. “Ah, vieni al
tempio (Ah, ven al templo)”. Corresponde a la primera “aria de la locura”
de Elvira. Ella pierde la razón al ver que se fuga con otra mujer. La
melodía es dulce pero triste y con agudos. El coro femenino acompaña a la
soprano. Los hombres entonan otra cantinela. Es la manera de reflejar el
desconcierto general. Todos acaban en un gran concertante, como era
preceptivo en el primer final.
- Aria: Elvira. “Quì la voce
soave (Aquí la voz suave)”. Segunda “aria de la locura” de la obra. La
joven, en su desvarío, deambula por el castillo. La melodía de la soprano,
con fragmentos vocales que simulan
sus desvaríos, sobresalen respecto a las de Giorgio y Riccardo. Los dos
hombres expresan su dolor con un aire lastimero.
- Cabaletta: Elvira. “Vien diletto
(Ven, amado)”. Segunda parte del aria de la locura anterior. Bellini
utiliza la coloratura y los sonidos descendentes, para evocar la histeria
de la protagonista.
- Dúo: Riccardo y Giorgio. “Se
tra il buio un fantasma vedrai (Si entre la oscuridad un fantasma verás)”.
En lugar del gran final de conjunto, habitual por entonces, el compositor
concluye el segundo acto con un dúo en tres partes. Resaltar la combinación
de dos voces graves en un dúo, aspecto no muy corriente en la época.
- Dúo: Riccardo y Giorgio. “Suoni
la Tromba (Suene la trompeta)”. Es
la tercera parte del dúo. Se utilizó como símbolo de la lucha patriótica.
Y sirvió de modelo para que los virtuosos de París efectuaran variaciones
sobre el tema, a instancias de la princesa Belgiojoso. Franz Liszt,
Sigismund Thalberg y Johann Meter son los más importantes.
- Dúo: Arturo y Elvira. “Vieni
fra queste braccia (Ven a mis brazos)”. Probablemente una de las piezas más
conocidas de la ópera junto con la “polaca”. Es un tradicional dúo de amor
con agudos importantes. La alegría del reencuentro, hace desaparecer “por
un momento”, la locura de Elvira.
- Aria: Arturo. "Credeasi
misera (Creíase infeliz)". La música es de un tono doloroso. Pieza
muy exigente para el tenor, por los agudos y sobreagudos que exige la
partitura. En concreto, tiene uno que muy pocos tenores pueden
interpretarlo. Es, además, una pieza preciosa, “que combina amplitud, rica
sonoridad, claridad y concisión formal” (Lippmann).
DISCOGRAFÍA
Este AUDIO
es la grabación que más me gusta:
I Puritani - Vincenzo Bellini
Año de grabación............ 1979
Gualtiero.................. Stefan Elenkov
Elvira ..................... Montserrat Caballé
Giorgio................... Agostino Ferrin
Arturo.................... Alfredo Kraus
Riccardo.................
Matteo Manuguerra
Enrichetta .............
Julia Hamari
Bruno..................... Dennis O'Neill
Orquesta................. Philharmonia
Coro............ Ambrosian Opera Chorus
Grabado en estudio
Para el VÍDEO
I Puritani - Vincenzo Bellini
Director..................Friedrich Haider
Gualtiero .............. Konstantin Gorny
Elvira ..................
Edita Gruberova
Giorgio................
Simón Orfila
Arturo..................
Jose Bros
Riccardo..............
Carlos Álvarez
Enrichetta ............. Raquel Pierotti
Bruno..................
Vicente Esteve
Orquesta y Coro
.....................Gran Teatre del Liceu
Grabado en directo
5 comentarios:
Hola Juan Ba..!!!
"I Puritani" - Bellini
Extraordinario tu trabajo acerca de esta ópera. Como siempre tan descriptivo y didáctico.-
Hoy es 1º de Mayo Día de los Trabajadores; también te felicito por tu intenso trabajo, en aras de ayudar con tus enseñanzas, a todos nosotros: tus visitantes.-
Muchas Gracias y un saludo.-
Muchísimas gracias! Qué excelente artículo! Estoy por cantar una parte de esta ópera y me ha ayudado mucho. Saludos!
Amigo Fernando, agradezco mucho tus palabras. He querido entender que eres cantante y vas a representar algun papel de esta ópera. Si eso es así "MUCHA MIERDA", sustitutivo de "BUENA SUERTE". La razón de esta exclamaciíon, como suponga ya sabes, se debe a los estrenos en los tiempos felices de la ópera en el siglo XIX. Iban en carruajes tirados por caballos. Y cuanta más mierda echaban, era señal segura de exito por los muchos asistentes. Un saludo
me uno a las felicitaciones anteriores, excelente forma de disgregar, unir y contextualizar la opera. gracias.
Hello Everybody,
My name is Mrs Sharon Sim. I live in Singapore and i am a happy woman today? and i told my self that any lender that rescue my family from our poor situation, i will refer any person that is looking for loan to him, he gave me happiness to me and my family, i was in need of a loan of $250,000.00 to start my life all over as i am a single mother with 3 kids I met this honest and GOD fearing man loan lender that help me with a loan of $250,000.00 SG. Dollar, he is a GOD fearing man, if you are in need of loan and you will pay back the loan please contact him tell him that is Mrs Sharon, that refer you to him. contact Dr Purva Pius, call/whats-App Contact Number +918929509036 via email:(urgentloan22@gmail.com) Thank you.
Publicar un comentario