jueves, 24 de febrero de 2011

LA FLAUTA MAGICA- DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart)


De todos es sabido que “La flauta mágica”, por pertenecer a un género de ópera llamado singspiel vienés, tiene diálogos hablados intercalados con la música.

Es un estilo semejante al de la opera-comique o la zarzuela. No olvidemos que “Carmen”, la ópera francesa más conocida en el mundo, tiene también sus partes recitadas.

De cualquier modo las charlas son breves en contraste con nuestra zarzuela donde el peso de la conversación es mucho mayor, que llega a significar hasta un cincuenta por ciento de música y texto a partes iguales.

Este tipo de piezas con plática, eran muy populares tanto en Alemania como en Francia, estaban destinadas a la clase social media y se diferenciaban claramente de la grand’opera, tanto por su contenido como por su formato.

En lugar de los grandes temas históricos que estaban reservados a la grand’opera, trataban historias mas próximas al espectador.

En cuanto a formato, podía tener libremente el que quisiera el autor, sin necesidad de sujetarse estrictamente a los cinco actos obligatorios con dos ballet incluidos.

Todo esto de las partes habladas viene a cuento para presentar y justificar la anécdota que sigue, atribuida al barítono Niall Murray y localizada en Londres el año 1977 [1].

Era una tarde de sábado y se estrenaba la nueva producción de “La Flauta Mágica” del English National Opera, naturalmente, cantada en inglés. Nuestro barítono hacía el papel de Papageno.

Habían llegado sin novedad al comienzo de la tercera escena del primer acto, aquella en la que tres geniecillos tienen que indicarles a Papageno y Tamino el camino a seguir.

Normalmente en los teatros suele representarse con un artilugio que desciende desde lo alto, sea globo o cualquier otra cosa: en este caso era un carro volador.

Pero parece que la tarde traía mala fortuna pues dicho carro se bloqueó en su descenso, en algún punto desconocido y quedó suspendido sobre las cabezas de los dos cantantes. Tuvieron que tener mucho ánimo para intentar seguir con aquel peligro sobre sus testas.

Mientras los maquinistas luchaban para desbloquearlo, el barítono, para ganar tiempo, le dijo al tenor: “Parece que viene un carro”. El otro, siguiéndole la corriente le contestó: “Si, también yo lo he visto”.

Aquello no había manera de arreglarlo e iba pasando el tiempo. En la ópera, a veces, es necesario saber valorar el momento en el que los espectadores están por reír y entrar antes de que lo hagan.

A nuestro barítono se le ocurrió decir: “Nada de extraño que venga con retraso. El carro viaja sobre las vías de los ferrocarriles británicos”. Las risotadas fueron generales.

El director de escena decidió que debía, al menos, entregar el contenido del carro. Hizo bajar como pudo a los tres geniecillos y lanzó la flauta mágica desde lo alto junto con un cesto de fruta que fue a parar a la cabeza del barítono Papageno.

[1] Extraído del libro “Disastri all’opera” de Hugh Vickers.

EL ARGUMENTO
El Príncipe Tamino llega a un rocoso lugar perseguido por una serpiente. Ha perdido su arma y huye pidiendo ayuda hasta que, paralizado de temor, se desmaya.

Aparecen tres damas que matan al monstruo con su lanza. Al ver al joven, se enamoran de él pero le dejen sólo para ir a explicar a su soberana lo que ha ocurrido.

El príncipe se despierta aturdido junto a la serpiente muerta y oye silbar. Es Papageno que porta una gran jaula a sus espaldas y va vestido con un traje de plumas.

Tamino habla con él y le pregunta si ha sido su salvador. El hombre-pájaro deja que lo crea así pero en realidad es sólo el pajarero de la Reina de la Noche, que le da comida a cambio de aves.

En este momento se oye la voz de las Tres Damas que, al ver que Papageno ha mentido, le cierran la boca con un candado de oro.

Luego se dirigen a Tamino y le entregan un retrato de una bella joven de la que él se enamora a primera vista. Le dicen que es Pamina, hija de la Reina de la Noche y que la ha raptado el pérfido Sarastro. El joven se ofrece para liberarla.

De repente se oye un trueno y las montañas se abren, dando paso a la Reina de la Noche, que viene sentada sobre un trono de estrellas, haciéndose la oscuridad detrás de ella.

Promete a Tamino la mano de su hija si consigue salvarla. Después de esto, la Reina se retira entre las peñas rocosas y el día se hace de nuevo.

Se presentan las Tres Damas, que liberan a Papageno del candado a cambio de la promesa de no mentir nunca más.

Antes de emprender el viaje, a Tamino le dan una flauta mágica de oro, que modifica en positivo el estado de ánimo de aquel que la escuche.

Papageno debe acompañarlo y para eso le regalan unas campanillas mágicas de plata que le protegerán con su sonido.

Las tres Damas se despiden diciéndoles que para guiarse y encontrar el camino han de seguir a tres muchachos jóvenes, bellos, nobles y sabios.

En el palacio de Sarastro, Pamina, que acababa de huir por las intenciones libidinosas del jefe de esclavos negro Monostatos, es detenida para que no se escape.

Cuando éste ha conseguido atarla para llevarla ante Sarastro, llega Papageno y los dos hombres se miran asustados y salen corriendo: uno por el color de la piel del otro y el segundo por las plumas de su vestido.

Papageno regresa y se presenta ante Pamina. Le dice que hay un príncipe enamorado de ella que va a rescatarla por encargo de su madre la Reina. Los dos huyen juntos.

Tamino es conducido por los tres muchachos hasta un claro del bosque donde se halla un templo con tres puertas: en el medio, la de la Sabiduría, a la derecha la de la Razón y a la izquierda, la de la Naturaleza.

Entra por la puerta de la Sabiduría porque en las otras le impiden el paso. Se presenta ante él un orador con el que habla y le hace preguntas, pero lo que responde le crea mucha confusión.

Parece ser que Sarastro no es malvado, según dice el personaje, y que ha raptado a Pamina para protegerla. Desde dentro se oyen voces que revelan que la muchacha está con vida.

Entre tanto, los esclavos de Sarastro, encabezados por Monostatos, alcanzan a Papageno y Pamina en su huida. Pero son salvados por el carrillón, que, al tocarlo el pajarero, paraliza a los que lo perseguían.

Al oír el sonido de las campanitas, Tamino les contesta tocando su flauta mágica, que atrae a los animales del bosque.

Entra Sarastro de forna triunfal con sus sacerdotes y montado en un carro tirado por seis leones. Pamina implora que perdone su huida pues quería escapar de Monostatos que la estaba acosando.

Sarastro ya lo sabía y conoce, además, que se enamorará de Tamino. Si sigue con su madre perderá esta felicidad y ese es el motivo del secuestro.

Tamino entra sujetado por Monostatos y los dos jóvenes se enamoran y pronto se abrazan fuertemente, lo que provoca la furia del negro, que los separa inmediatamente y ruega a su señor que los castigue.

Sarastro sentencia un castigo de setenta y siete azotes sobre Monostatos, al cual se lo llevan escoltado los sacerdotes.

Para terminar, ordena que acompañen a Papageno y a Tamino al templo de las pruebas para ser iniciados.

Sarastro y sus sacerdotes se reúnen en el templo para una sesión solemne. Debaten la posibilidad de acoger a Papageno y a Tamino e iniciarles en sus prácticas.

Todos aceptan la propuesta, pero deberán ser virtuosos y superar una serie de pruebas. Se unen en oración rogando a los dioses que los fortalezcan con virtudes y los acojan en caso de que deban morir.

Tres sacerdotes conducen a Tamino y a Papageno hasta la sala donde se harán las pruebas. Ambos entablan una conversación en la que suenan truenos y el pajarero siente mucho temor.

Después entran unos sacerdotes con antorchas y el joven príncipe sentencia que estaría dispuesto a dar su vida por la amistad y el amor y someterse a pruebas por ello.

Sobre esto Papageno no está de acuerdo. Él es un hombre corriente y hasta que no le aseguren una mujer joven y bella, no quiere comprometerse. Para seguir la prueba, tienen que permanecer en silencio, y no hablar con nadie.

Los sacerdotes abandonan la sala y les dejan en la oscuridad. En ese momento, aparecen Las Tres Damas que intentan convencerles que este no es un buen lugar.

Papageno no para de preguntar a Tamino si lo que cuentan es verdad, pero el joven no piensa en lo que puedan decir. Ellas insisten en que la Reina de la Noche se dirige hacia el templo. Los sacerdotes las expulsan y se llevan a los dos hombres para seguir con otras pruebas.

Pamina se encuentra dormida bajo la luz de la luna y Monostatos se le acerca, pero la Reina de la Noche surge de improviso. La joven se despierta y el negro se esconde. La Reina se enfurece al ver que Tamino se ha puesto del lado de Sarastro y pide venganza.

Le da un puñal para que asesine a su enemigo y se marcha enfurecida. Monostatos sale de su escondite y le pide que se case con él, a lo que Pamina se niega. Llega Sarastro para consolarla.

Mientras, Tamino y Papageno siguen superando las distintas pruebas impuestas. En este momento, se enfrentan a la prueba del silencio, pero Papageno no calla.

Surge de pronto una mujer, en apariencia vieja y fea, que ofrece agua a Papageno, y no para de hablar con ella. Descubre así que tiene 18 años de edad y dos minutos. Y que tiene por amante al mismísimo Papageno. Cuando va a preguntar el nombre a la anciana, un trueno suena y la vieja desaparece.

Los muchachos llegan para traerles comida y sus instrumentos mágicos. Entregan a Tamino la flauta y a Papageno las campanillas y, a continuación, desaparecen. Tamino toca la flauta mientras Papageno come y bebe.

Aparece Pamina al sonido de la música, que, al no obtener respuesta alguna por parte de Tamino, piensa que no le quiere.

Sarastro y los sacerdotes, inician un ritual. Tamino, frente a ellos, escucha sus palabras. Entonces entra Pamina. La joven no cesa de preguntar cosas al joven príncipe pero él no puede hablarle. Han de separarse y los dos lo aceptan porque les prometen que volverán a encontrarse.

Papageno está sólo y perdido en la sala donde se realizan las pruebas. No encuentra la salida. Un sacerdote le critica su comportamiento que merece un castigo, pero los dioses, benignos, se lo perdonan. A cambio nunca sentirá las alegrías de los iniciados.

Papageno se conforma con un vaso de vino y con una muchacha que le haga caso y le quiera. Encuentra a la mujer pero es la misma anciana que se le había aparecido antes. Él accede, con desgana, a tenerla por compañera.

En ese momento se convierte en una hermosa joven, Papagena, que se desvanece porque se acerca un sacerdote y le dice que “aún no eres digno de ella”, con el consiguiente disgusto de Papageno.

Pamina, al creerse rechazada por Tamino, decide suicidarse pero aparecen los jóvenes genios, consiguen salvarla y le piden que tenga paciencia.

Dos hombres con armadura traen a Tamino para que supere las siguientes pruebas. Al no temer a la muerte, Pamina es también digna de ser iniciada.

Ambos se dan la mano. Tamino toca la flauta para poder atravesar las diversas columnas de agua y fuego. Desde un templo cercano se oyen gritos de triunfo y alegría por la pareja.

Papageno, al ver que ha perdido a Papagena, decide ahorcarse. Con una cuerda se acerca a un árbol. Pide que alguien se apiade de él pero no se oye nada. Se dispone a colgarse resignado.

Los tres muchachos le detienen y le aconsejan que toque sus campanillas. Y entonces aparece su amada Papagena, con la que decide tener muchos hijos Papagenos.

La Reina de la Noche, junto con Monostatos, que se les ha unido, intenta entrar al templo, en silencio, para vencer a los sacerdotes y a Sarastro.

Ella le ha prometido su hija a Monostatos y éste le enseña el camino. Se oyen ruidos. Son los sacerdotes, que los vencen con truenos y rayos.

La Reina de la Noche, Monostatos y las Tres Damas, son expulsados: se los traga la tierra. Sarastro convoca el reino de la luz y de la verdad. La belleza y la sabiduría han sido coronadas para siempre en aquel bello lugar.

EL AUTOR
Wolfgang Amadeus Mozart (1756/1791), compositor austriaco nacido en Salzburgo. Fue hijo de Leopold Mozart, violinista, compositor, tratadista y músico al servicio de la catedral.

Su propio padre, al darse cuenta de las aptitudes musicales del muchacho, se dedicó en cuerpo y alma a su educación. Desde muy pequeño hicieron numerosos viajes paseándose por todas las cortes y grandes ciudades europeas.

Así tuvo ocasión de visitar Italia por tres veces empapándose de su música instrumental y operística. De este modo aprendió muy pronto todos los secretos de su oficio artístico hasta llegar a ser el más excepcional compositor de todos los tiempos. Dicen que tenía oído absoluto, una rara cualidad que sólo se da en un porcentaje mínimo de personas.

A pesar de haber muerto muy joven, muchas son las composiciones de toda índole que nos legó: sinfonías, conciertos para variados instrumentos, diversa música de cámara, música religiosa, música vocal, etc. y, como no, abundante ópera que, según dicen, era el género que más le satisfacía.

Centrándonos en la lírica, fue autor de casi una veintena de títulos entre los que destacan: la trilogía Da Ponte, llamada así por el libretista (“Las bodas de Figaro- 1786”, “Don Giovanni- 1787” y “Così fan tutte (Así hacen todas)-1790”), además de “El rapto en el serrallo- 1782” y “La flauta mágica (Die Zauberflöte)- 1791” que es la que estamos desarrollando.

LA ÓPERA
“La flauta mágica” es la ópera de Mozart con más éxito y una de las más interpretadas, no sólo en los países de habla alemana. En su estreno sólo consiguió “un aplauso sereno” pero a medida que se escenificaba noche tras noche, se fue convirtiendo en una de las de mayor audiencia.

Ya en noviembre de 1792, un año después de su debut y de la muerte de Mozart, logró la representación número cien y en octubre de 1795, la doscientos, considerando sólo el teatro donde se dio por primera vez.

El secreto de “La flauta mágica” consiste en que responde a los estímulos de todas las edades y estratos. No es solamente un cuento para niños inocentes sino también un drama mundial para el público adulto.

La génesis de la obra comenzó en los primeros días de marzo de 1791 cuando Emanuel Schikaneder, actor-director de un teatro ubicado en las afueras de Viena y compañero de logia masónica, le propuso a Mozart el tema de “La flauta mágica”.

El compositor vivió la creación de la ópera en un ambiente propicio y desenfadado. Lo que no quita para que realizara un trabajo agotador. Constanza, su esposa, había ido al balneario de Baden, dejándole sólo, preocupado por su diezmada economía.

Obsesionado por su creación y rodeado por muebles enfundados y el ambiente precario del hogar, Mozart tuvo que añadir, a finales de julio, el encargo de un “Réquiem” solicitado por un extraño personaje que se ha convertido en leyenda dentro de su biografía.

Esto le obligó a posponer momentáneamente su dedicación a la obra. Pero este paréntesis aún se vería aumentado por la creación de una ópera conmemorativa de la coronación de Leopoldo II como rey de Baviera. Fue “La clemencia de Tito” sobre la que, según cuentan, sólo precisó para componerla dieciocho días. Se estrenó en Praga el 6 de setiembre de 1791 y allí acudió el compositor.

De regreso a Viena, Mozart contaba únicamente con una veintena de días para finalizar su ópera. Schikaneder comprendió la soledad moral en la que se encontraba, aquejado de un malestar que menguaba sus fuerzas.

Era un hombre desatendido y extenuado. Por eso el actor-director convenció a Mozart para que se trasladara a una pequeña casita situada en los jardines del teatro. Allí se ultimó “La flauta mágica” en una vida licenciosa, que aún siendo mala, era mejor que la soledad. Tres meses después de la première, Mozart murió sin haber cumplido los treinta y seis años.

Sobre la autoría del libreto, sigue siendo oficialmente de Emanuel Schikaneder pero los críticos aseguran que también participó el propio compositor e Ignaz von Born, que era una fuerte personalidad en los ambientes masónicos de la ciudad.

“La flauta mágica” se estrenó el 30 de setiembre de 1791, en el modesto Theater auf der Wieden en las afueras de Viena, con moderado éxito, que fue incrementándose a medida que avanzaban las representaciones que llegaron a 223 diez años después de la muerte de Mozart.

Tras este estreno, paso a Praga en traducción italiana y otra en checo. Su éxito fue tal en los países germánicos, que sólo puede calificarse de apoteósico. Además se dio en Moscú, París, Varsovia, Londres, Nueva York, etc.

En apariencia puede causar extrañeza que este estreno tuviera lugar en un escenario mediocre, situado en los suburbios y donde acudía un público poco cultivado. Pero hay que tener en cuenta que desde 1790, Mozart mostraba una marcada inclinación hacia lo sencillo.

ÓPERA ALEMANA
Hay que destacar también que Mozart, con esta obra, abrió el camino de la ópera alemana cantada en su propio idioma, abandonando las influencias italianas. Basten para demostrarlo unas palabras de dos creadores reconocidos universalmente.

Beethoven escribió: “La flauta mágica es la obra maestra de Mozart, pues es allí donde se ha revelado como el gran maestro alemán. Don Giovanni tiene todavía la forma italiana; además el arte nunca debería dejarse deshonrar por la locura de un argumento tan escandaloso”.

Wagner escribió: “Hasta entonces la ópera alemana prácticamente no existía; fue creada con este trabajo. El genio dio aquí un paso de gigante, tal vez excesivo, porque mientras creaba la ópera alemana, establecía ya, al mismo tiempo, su obra maestra más perfecta”.

SIMBOLOS MASÓNICOS
La crítica no ha dudado en calificar a “La flauta mágica” como un verdadero oratorio masónico, si bien una parte de estudiosos la han juzgado como un cuento fantástico, una narración musical animada por la ficción de unos personajes llenos de buenos propósitos.

Puede pues concluirse, entre unos y otros, que esta obra es la expresión de un rito masónico bajo la estructura de un cuento fantástico, cercano a la sensibilidad del pueblo.

CONFLICTO ENTRE SEXOS
Una parte de la crítica ha condenado el tono misógino de “La flauta mágica” cuando, en realidad, se trata de la exposición del conflicto entre dos mundos: el masculino y el femenino. Antagonismo que quedará resuelto con la perfecta unión de Tamino y Pamina.

Este dualismo encuentra su plasmación simbólica en las dos columnas edificadas a la entrada de los templos masones: en la primera se encuentran grabados diversos signos masculinos (Osiris, el día, el oro, el número 3, el color rojo y la figura del toro), mientras que en la otra hallamos grabados signos femeninos (Isis, la noche, la plata, el número 5, el color blanco o el negro y la plasmación de Géminis).

Podemos pues ver en “La flauta mágica” los parámetros esotéricos de la masonería: Sarastro y La Reina de la Noche- sol y luna-, zigzaguean en el destino de Tamino y Pamina- fuego y agua-, y hallan su contrapunto ideológico y sentimental en Papageno y Papagena- aire y tierra-, con el fin de lograr un equilibrio entras las fuerzas opuestas, un acorde humano perfecto.

EL NÚMERO TRES
El número tres como símbolo de la manifestación divina, desempeña un importante papel, tanto en los rituales de la masonería como en el mundo encantado.

En la ópera se repite a menudo. Veamos algunos ejemplos que no son los únicos: la obertura empieza con tres acordes y el tema está basado en dos notas que se repiten tres veces; aparecen Tres Damas, Tres muchachos genio, tres instrumentos (flauta, carrillón y flauta de pan de Papageno); Tamino encuentra tres templos e intenta entrar tres veces; y Tamino tiene que pasar tres pruebas.

HISTORIA DE FAMILIA
Los personajes de “La flauta mágica” son difíciles de determinar desde el punto de vista genealógico.

El protagonista, se presenta como en un cuento: érase una vez un príncipe. Se llamaba Tamino y salió a recorrer mundo….

Papageno nunca supo donde había nacido ni quienes fueron sus padres.

Se supone que la enemistad entre la Reina de la Noche y Sarastro está basada en un conflicto familiar. ¿Qué relaciones había entre ellos? Y ¿Entre Sarastro y el padre de Pamina? o ¿Es Sarastro el padre de Pamina?

Nikolaus Harnoncourt sospecha que Sarastro vivía en palacio como amigo de la casa. Igmar Bergman, sin embargo, cree que se trata de un matrimonio separado.

Pamina es la víctima de este conflicto

PERSONAJES POR PAREJAS
Debido a la intencionalidad ideológica de Mozart y los colaboradores, sus personajes son, ante todo, simbólicos, agrupados- en su mayoría- por parejas.

Tamino (tenor lírico-ligero), es el representante de la ilustración y modelo de amor y buen proceder. Forma con Pamina (soprano lírica), la pareja sublimada.

Sarastro (bajo), firme, convincente, es la alegoría de la luz del día, de la verdad. Su contrario, La Reina de la noche (soprano con mucha coloratura), preside el mundo de las tinieblas, de la inconstancia y la desazón.

La figura de Sarastro se identifica con Ignaz von Born (uno de los libretistas) y la de La Reina, corresponde a María Teresa de Austria, poco grata a los ojos de los masones. Ambos son los que manejan la acción y son dos polos opuestos que encuentran su punto de unión en sus discursos antagónicos.

Como contrapunto están Papageno (barítono) y Papagena (mezzosoprano) que, en cierto modo, definen la sensibilidad popular, el amor sencillo y el trato primario con la naturaleza.

La figura de Papageno es como un hilo conductor extravagante y simpático, lleno de buen humor y ejemplo de espontaneidad e ingenuidad casi pueril.

Las Tres Damas (soprano, mezzosoprano y contralto) y los Tres Genios (dos sopranos y una mezzosoprano), encarnan respectivamente el mal y el buen consejo.

Por otra parte, están el Orador (bajo) y Monostatos (tenor lírico-ligero). El primero significa la voz equilibrada y justa de la sabiduría, mientras que el segundo simboliza el resentimiento.

FRAGMENTOS DESTACADOS
1.- Papageno: Aria de salida. “Der Vogelfänger bin ich ja- (Yo soy el pajarero)”. Refleja con impetuosa belleza y claridad, el espíritu simple del hombre-pájaro para quien la libertad y la naturaleza son los componentes esenciales de la vida, en contraste con los ideales elevados de Tamino. En este Andante el barítono es acompañado por oboes, fagots, trompas y cuerda.

OÍR_AUDIO1_Scharinger

2.- Reina de la Noche: Primera Aria. “Zittre nith, mein liber Sohn- (No tiembles mi querido hijo)”. El recitativo y el aria con que surge repentinamente de entre las tinieblas la Reina de la Noche, es uno de los momentos cumbres de esta ópera y uno de los de mayor inspiración de la obra vocal mozartiana.

OÍR_AUDIO2_Gruberova

3.- Tamino: Recitativo y Aria. “Sie lebt… (Ella vive)… Wie Stark is nicht dein Zauberton (Que fuerte es tu sonido mágico)”. El elemento mágico con el que Mozart quiso arropar a toda la obra, lo introdujo en esta aria donde además de los instrumentos habituales, añadió la intervención de la flauta.

OÍR_AUDIO3_Blochwitz

4.- Sarastro: Aria. “O Isis und Osiris (Oh Isis y Osiris)”. Es esta un aria que canta el oponente de la Reina de la Noche que personifica el Reino del Sol, del Bien, la Justicia, la Sabiduría, la Paciencia y la Perseverancia. Cualidades que se reflejan en la música a través de una melodía sólida y equilibrada. Es un Adagio acompañado por un profundo y solemne coro de sacerdotes.

OÍR_AUDIO4_Salminen

5.- Reina de la Noche: Segunda Aria. “Kein Word! Der Hölle Rache- (¡Ni una palabra más! Un infierno vengador)”. Esta segunda aria es junto con la primera, una de las que presentan mayor dificultad de todo el repertorio lírico de coloratura, no sólo por su complejo melódico sino por los extremados límites en que se sitúan la pasión y el odio de este personaje, muy difíciles de expresar de manera equilibrada.

OÍR_AUDIO5_Gruberova

6.- Papageno: Aria y Dúo. “Papagena, Papagena”. Desconsolado porque ha perdido a Papagena, el hombre-pájaro hace un cómico intento de suicidio. La intervención de los genios y el sonido de sus campanillas mágicas hacen reaparecer a Papagena. Mozart ilustra la escena con una elaborada sencillez en la que nada es forzado.

OÍR_AUDIO6_Scharinger_Schmid

7.- Concertante: “Nur stille- (Ahora silencio)”. Final de la obra en el que, sobre un rico acompañamiento de la orquesta, triunfan la Luz y las fuerzas del Bien, evocadas por Sarastro y el pueblo. La flauta mágica pone fin a las últimas notas de la obra.

OÍR_AUDIO7

DISCOGRAFÍA
Sin dudarlo, para el AUDIO recomendamos ésta:
Die Zauberflöte - Wolfgang Amadeus Mozart
Año de grabación: 1964
Director…………………Otto Klemperer
Sarastro ……………… Gottlob Frick
Tamino ………………..Nicolai Gedda
Sprecher ……………… Franz Crass
Eingeweihter …………. Franz Crass
Konigin der Nacht …… Lucia Popp
Pamina ……………….. Gundula Janowitz
Erste Dame ………….. Elisabeth Schwarzkopf
Zweite Dame ………… Christa Ludwig
Dritte Dame …………… Marga Höffgen
Erster Knabe …………. Agnes Giebel
Zweiter Knabe ………… Anna Reynolds
Dritter Knabe …………. Josephine Veasey
Papagena …………….. Ruth Margret Pütz
Papageno …………….. Walter Berry
Monostatos ……………. Gerhard Unger
Erster Geharnischter …. Karl Liebl
Zweiter Geharnischter .. Franz Crass
Erste Priester …………. Franz Crass
Zweiter Priester ………. Gerhard Unger
Dritter Priester …………Tancred Smult
Orquesta y Coro…………Philharmonia
Grabado en estudio

Y para el VIDEO esta otra con escenografía, digamos clásica, pero deliciosamente genial

Die Zauberflöte - Wolfgang Amadeus Mozart
Año de producción: 1983
Director………………..Wolfgang Sawallisch
Sarastro ………..……Kurt Moll
Tamino ………….….. Francisco Araiza
Sprecher …………… Jan-Hendrik Rootering
Konigin der Nacht… Edita Gruberova
Pamina ………...…… Lucia Popp
Erste Dame ………... Pamela Coburn
Zweite Dame …..…. Daphne Evangelatos
Dritte Dame ……..... Cornelia Wulkopf
Papagena ………….. Gudrun Sieber
Papageno …………… Wolfgang Brendel
Monostatos ………….. Norbert Orth
Erster Geharnischter .. Hermann Winkler
Zweiter Geharnischter Karl Helm
Orquesta y Coro……… Estado Bávaro
Grabado en directo

6 comentarios:

Germán García Tomás dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Germán García Tomás dijo...

Sin desmerecer la mítica grabación de Otto Klemperer, la versión discográfica con la que personalmente me quedo es la que se editó en 1971, con Sir Georg Solti al frente la Filarmónica de Viena para DECCA, y con un plantel de solistas para mí insuperable: Pilar Lorengar dando vida a Pamina, Hermann Prey en Papageno, Stuart Burrows como Tamino y Martti Talvela encarnando a Sarastro. Mozart en estado puro.

Juanba dijo...

Gracias amigo Herman por tu comentario. Tengo que reconocer que tanto la que citas tu como la que yo indico, ambas son referenciales y son lo mejorcito que existe. Tuve dudas en poner las dos pero sigo la politica de indicar UNA solamente. Es más, por mi no pondría ninguna pero mis amigos me lo han solicitado y les hago caso. En esto de los gustos todo es relativo. Un saludo.

Anónimo dijo...

Muchas gracias por todo este trabajo que te tomas explicando detalladamente cada ópera. A mi me gusta mucho verlas con subtitulos en español mientras voy leyendo cada rato el argumento hasta donde he llegado, y la verdad es que tu blog ha sido un gran descubrimiento.

Juanba dijo...

Muchas Gracias a tí, anonimo amigo por tus palabras que agradezco porque no son muchos, por desgracia, los que se molestan en escribir, aunque sean dos palabras. Me hablas de traducción simultánea y me imagino te refieres o bien a un DVD o sino, a un teatro en directo, que hoy tienen este servicios todos. Bueno lo dicho, te reitero mi agradecimiento.

Anónimo dijo...

Hola! Acabo de descubrir tu blog y me ha gustado muchísimo Te puedo asegurar que he aprendido un montón de cosas. Mil gracias!

Un abrazo,
Patricia